No es la primera vez que ocurre algo así. Parece que la persona que saca los cubos entre semana no lo hace los domingos. Son ya varias las veces en las que en el último día de la semana he sido yo el que se ha dado cuenta al bajar nuestra bolsa de que estaban dentro del portal (llenos de las de otros), y , como no podía ser de otra manera, los he puesto en la calle. No me cuesta nada hacerlo. Por mucho que lo pienso, no entiendo cómo se puede tener esa actitud. No me explico cómo se puede querer vivir en un portal repleto de bolsas de basura. ¿Tanta es la pereza que impide a los compañeros de escalera sacar los cubos a la calle? Bajas, ves que están llenos, metes tu porquería y te piras. Alucino. Amigos, hay que sacar la basura. En su momento, eso sí.
Por la tarde, cuando volvía a casa, rememoraba este episodio. No podía evitar pensar principalmente en el Partido Popular y también en otros grupos políticos como en el PSOE. Hay que sacar la basura y hay que hacerlo en su momento, también en la política. Evidente, no me refiero a los cubos de Génova o Ferraz y no estoy tratando de insultar a nadie. Es algo metafórico. No insinúo que Rita Barberá o los implicados en el fraude de los cursos de formación de Andalucía sean basura, pero sus gestiones sí huelen a suciedad, a mugre. Los líderes de esta formaciones deberían haber sacado a los implicados a tiempo del partido y no dejarlos gangrenar en sus filas. El PSOE apartó a Griñán o a Chaves tras mucho remolonear, pero el PP es otro rollo: los populares parece que sufren una versión del síndrome de Diógenes muy particular. Así nos luce el pelo como sociedad.