La película en cuestión es Fe de etarras, dirigida por el donostiarra Borja Cobeaga. En el pasado fue el guionista de Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes y el director de Pagafantas, No controles o Negociador. Con el cortometraje Éramos pocos estuvo nominado a los Oscar. En Ocho apellidos vascos y Negociador ya tocó el tema del conflicto vasco desde un punto de vista humorístico, pero nunca se armó ningún revuelo. Lo más curioso es que Fe de etarras no se estrena hasta el 12 de octubre, pero la publicidad en un edificio ha sido suficiente para que la Fiscalía de la Audiencia Nacional investigue la campaña tras la denuncia de una asociación de guardias civiles ofendidos.
El presidente de Voces contra el Terrorismo, José Alcaraz Martos, ha afirmado al respecto que "seguro que si ETA hubiese asesinado a familias de los directivos de Netflix no producirían una parodia de sus asesinos". Delirante. Su homólogo en la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Alfonso Sánchez, se ha lanzado a decir que "hay muchas cosas sobre las que hacer bromas antes que sobre ETA". Él te dice sobre qué puedes bromear y punto. A ver qué va a ser esto.
Entre tanta zozobra, reconforta ver que un político del PP vasco que estuvo amenazado por estos pistoleros como es Borja Sémper utilice su cuenta de Twitter para aclarar que reírse de la banda terrorista no es connivir con ella. Mi madre, que, como funcionaria del Estado, vivía amenazada y se salvó de chiripa de un atentado en el que murieron todos, vio ese cartel e hizo un chascarrillo sobre las campañas provocativas. Otros deciden judicializarlo, por ridículo que parezca. Hoy van a por una película que aún no se ha estrenado; ¿qué será mañana? Así nos luce el pelo.