Se ha publicado en todos los medios del país que este señor y Federico Trillo, exministro y embajador en Reino Unido, cobraron de una constructora especializada en obra pública mientras eran diputados. Remitiéndose a la Agencia Tributaria como fuente, Trillo recibió 354.560 euros en casi tres años y Martínez-Pujalte 75.000 en poco más de uno. Eran trabajos de asesoría y no están acreditados ante Hacienda. Podría pasar desapercibido todo este lío pero por la boca muere el pez. Martínez-Pujalte es un buen amigo y, ahora que se ve enfangado en algo, cuando menos, sospechoso, me vienen a la cabeza las defensas a ultranza que ha hecho de sus amigos.
Tiremos de hemeroteca. Esto decía de su colega Carlos Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, condenado a cuatro años de cárcel por delitos fiscales varios (extraído de eldiario.es):