Todos conocemos la insistencia que hubo por parte del Gobierno del PP de culpar a ETA por intereses electorales, ya que se celebraban elecciones generales el 14 de marzo. Arnaldo Otegi, líder de la izquierda abertzale, tuvo que salir ante la prensa para desmentirlo. En aquella época vivía en mi Donostia natal y recuerdo con nitidez cierto miedo en la población. Muchos estaban viviendo una especie de segundo 23F. Alguno seguro que en su fuero interno esperaba que no nos enviaran al Ejército a Euskadi. Recientemente comentaba este aspecto con Lutxo, un amigo que vivía y trabajaba para un medio local en Bilbao. Me contaba que la gente en el metro de la capital vizcaína ni hablaba, que la tensión se palpaba en el ambiente.
Comencemos en este punto con las antes citadas miserias del 11M a través de un pequeño clipping:
"Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española". Esas declaraciones son del exminero José Emilio Suárez Trashorras, acusado de facilitar el explosivo a los terroristas, comentaba la jugada con sus padres en marzo de 2005.
"El bulo del 11M destrozó mi familia y mi esposa no pudo aguantarlo". La tremenda historia de Rodolfo Ruiz, una de las grandes víctimas de las teorías de la conspiración del 11M. Su mujer se suicidó y su hija necesitó tratamiento psicológico. Era el comisario jefe de la Policía en Vallecas y le acusaron de falsear pruebas colocando un explosivo dentro de una mochila. El Intermedio de La Sexta estuvo con él.
Testigos del 11M acusan a El Mundo de presionarles para exculpar a Zoulan. Les llegaron a ofrecer mejoras laborales. Kafkiano y miserable a partes iguales.
La pista de la cinta de la Orquesta Mondragón y el empecinamiento de El Mundo. No sé qué decir sobre esto.
El legado de Pedro J. Ramírez en El Mundo sobre el 11M. El ahora director y fundador de El Español arrastraba a su periódico de mentira en mentira. Eldiario.es hizo un buen resumen.
Ángel Berrueta, otra víctima política e indirecta del 11M. Era un panadero de Pamplona que se negó a poner un cartel en su comercio que apoyaba la teoría de que los atentados de Madrid habían sido perpetrados por ETA. Un agente de la Policía y su hijo decidieron matarlo. Él sí había cerrado su comercio en solidaridad con las víctimas y había colocado un crespón. Los responsables materiales están claros y los intelectuales, ya tal.