Le decía el ciclista Alejandro Valverde a un periodista, tras terminar una etapa de una prueba que no recuerdo, que al final solo gana uno y pierden todos los demás. Yo estoy bastante acostumbrado a estar en el equipo de los que pierden, así que lo de ayer en la final de la Champions no me ha pillado por sorpresa. Sí, el portero del Madrid fue el mejor y demás, pero al final esto va de meter la pelotita. Todo lo demás, literatura.
La temporada del Liverpool ha sido buenísima, pero el regusto de los dos últimos findes es pelín amargo. La Premier League se quedó a un punto y la Champions a un gol; las dos copas domésticas ya están en las vitrinas de Anfield. Decía Guardiola, entrenador del Manchester City campeón de liga, que el trofeo de la regularidad es el más importante. Son ese tipo de declaraciones un poco vacías que llenan titulares durante semanas.
El catalán tiene una buena colección de ligas, pero tampoco hay que perder la cabeza: entrenó al mejor Barcelona de la historia, el Bayern lleva diez títulos de Bundesliga seguidos y la gana casi sin querer y el Manchester City en el que está tiene el dinero por castigo (no creo que sea exagerado decir que están dopados a nivel económico). La Champions, eso sí, no la ha vuelto a ganar desde que salió del Camp Nou. El Bayern la ganó la temporada anterior a que él llegara y la volvió a ganar tres temporadas después de que se fuera; con él no pasó de semifinales. Con el City ha llegado a una final y se la ganó un equipo de su misma liga; no le funcionó la fórmula que le sirve en las islas británicas.
El himno del Liverpool, el You'll Never Walk Alone de Gerry and the Pacemakers, es un auténtico canto a la superación y al esfuerzo, señas de identidad de los muchachos entrenados por Klopp. El alemán preguntaba ayer dónde era la final el año que viene, que se jugará en Estambul, y animaba a sus aficionados a ir reservando hoteles en la ciudad bañada por el Bósforo y a la que Orhan Pamuk le escribió un libro que tengo pendiente. Precisamente, es el lugar en la que los reds levantaron la quinta Champions de su historia tras una remontada épica frente al Milán, que al descanso se fue ganando 3-0 y, tras el 3-3 final, cayeron en los penaltis.
Jürgen Klopp es mi pastor: ha cambiado el destino del Liverpool actual, al que cogió en el año 2015 en horas bajas. Con él llegó la ansiada Premier League, la sexta Champions (y otras dos finales), se escapó una Europa League en la final contra el Sevilla, copas domésticas, copas internacionales y un juego espectacular. Además, transmite una energía y una sensación de que se lo está pasando bien que es envidiable. Mucho se tiene que torcer la cosa para que no lleguen más títulos (alguna Champions más, tal vez, también). Yo creo en él.
Walk on, walk on... a seguir caminando.