En primer lugar, hay que recordar que, al igual que en la moción de censura que sacó a Mariano Rajoy de la Moncloa, los votos de EH Bildu (que cuenta con dos diputados) no fueron determinantes. Sin esos apoyos, los decretos también estarían aprobados y el secretario general del PSOE también habría logrado ser presidente del Gobierno.
En segundo lugar, habría que recordar de qué trataban los famosos seis decretos, poco sospechosos de ser un brindis a independentistas vascos o catalanes:
-Limitar las subidas anuales de los precios del alquiler al incremento del IPC para contratos nuevos y ampliar a cinco años la prórroga de su duración frente a los tres actuales.
-Ampliar el permiso de paternidad de manera progresiva: a ocho semanas en 2019, a doce en 2020 y a 16 en 2021, igualándose así al de maternidad.
-Permitir que entes locales y comunidades autónomas destinen su superávit de 2018 a inversiones sostenibles en este ejercicio e incluso en 2020.
-Recuperar el subsidio para desempleados de larga duración desde los 52 años .
-Reformar el sector de la estiba para romper el monopolio que lo caracterizaba.
-Regular un posible escenario ante un Brexit sin acuerdo con la Unión Europea.
El PP sacrificó su representación en Cataluña para tener rédito electoral en el resto del Estado. Ciudadanos supo aprovecharlo en las últimas elecciones catalanas y dejó a los populares como una fuerza minoritaria en el Parlament. En las elecciones al Parlamento Vasco, los apoyos al PP han ido cayendo en paralelo al descenso de la preocupación de la sociedad de Euskadi por la actividad de ETA: 6 parlamentarios de 75 en 1990, 11 en 1994, 16 en 1998, 19 en 2001, 15 en 2005, 13 en 2009, 10 en 2012 y 9 en 2016.
Iñigo Arcauz, candidato popular por Gipuzkoa al Congreso, ha dicho que las declaraciones en las que Casado relacionaba a Sánchez con el fantasma de ETA pudieron ser «un poco desafortunadas» y ha puesto en valor la lucha socialista contra el terrorismo. No sería descabellado que el presidente nacional del PP pudiera pensar que sacrificar Euskadi es un buen movimiento, aunque los que trabajan sobre el terreno se tiren de los pelos.
Ante la última salida de tono de Casado, en la que mezclaba al PSOE de Sánchez con ETA, acudí a la biografía del líder de los populares. Nació en febrero de 1981, por lo que tiene 38 años. Este palentino tenía 16 años cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco y 18 cuando Ernest Lluch mantenía un enfrentamiento dialéctico con simpatizantes de la banda terrorista en Donostia durante una campaña municipal (un año después lo mataron). Tuvo su primer cargo público en la Asamblea de Madrid en el año 2007. Me resultan, además de desagradables, muy sobreactuadas estas afirmaciones de Casado sobre ETA cuando él, por suerte, apenas ha tenido que lidiar con los terroristas estando en la primera línea de la política.