Tal vez sea Flandes la región del mundo que más amor profesa por el ciclismo, pero en un segundo escalón está el País Vasco. Por ese motivo duele aún más que cuestiones políticas nos robasen durante tres décadas el paso de La Vuelta a España. En el año 1978, varios indeseables boicotearon la carrera y la organización tuvo que neutralizarla. Tras este vergonzoso episodio, Euskadi, que había sido parte fundamental en la ronda española, tuvo que esperar hasta 2011 para verla de nuevo en sus carreteras. Aquella etapa llegaba a Bilbao y, por aquel entonces, yo vivía allí por estudios. Recuerdo el paso de aquellos días con una mezcla de emoción y miedo. Era la primera gran vuelta que veía por Euskadi, puesto que la salida del Tour de Francia 1992 de San Sebastián me pilló muy niño. Por otro lado, desde la izquierda abertzale se llamó al boicot y empapelaron la capital vizcaína de carteles. Había temor a que liaran alguna y el despliegue policial fue importante. Finalmente, quitando algunos pequeños incidentes sin importancia, la jornada fue redonda: las cunetas se llenaron de aficionados vascos y ganó el vizcaíno Igor Antón, que por aquel entonces militaba en el Euskaltel Euskadi.
Posteriormente, La Vuelta a España ha vuelto a pisar suelo vasco y ha recorrido las tres provincias de la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra e, incluso, Iparralde. Este año, el partido que representa a los votantes de la izquierda abertzale, EH Bildu, solo hizo un llamamiento para que los aficionados acudieran a ver la carrera con ikurriñas. En menos de una década, hemos pasado de la confrontación y el boicot a esto. Algún desgraciado hizo alguna pintada a favor de los presos en coches de equipos por la noche tras la etapa que terminó en Bilbao, pero en el año 2019 es un breve dentro del informativo de ETB. Son pocos y están desfasados.
De cara al futuro, parece que las instituciones vascas están trabajando para que el Tour de Francia llegue a Bilbao. Estos esfuerzos coinciden en el tiempo con la desaparición de la Emakumeen Bira, la vuelta a Euskadi femenina, por cuestiones económicas. Se rumorea que se va a intentar recuperar para el año 2021 con otra organización. Honestamente, creo que las instituciones deberían focalizar sus esfuerzos en que no nos quedemos sin esta prueba femenina, aunque rente menos en las urnas que la llegada del Tour al País Vasco. No vale solo con que el 8 de marzo se cuelguen el lazo morado en la solapa de la americana.