Parece que el nuevo alcalde de Madrid no es consciente de que ha llegado al cargo gracias a una mayoría frágil y oportunista. A raíz de las protestas contra la reversión de Madrid Central, declaró que la «izquierda» pretendía «ganar en la calle lo que no consiguieron ganar en las urnas». Qué desfachatez que lo diga el mismo que empeoró los resultados de su partido, el PP, y que ha necesitado el apoyo (legítimo) de dos fuerzas políticas para arrebatar el consistorio a Manuela Carmena, que le superó en más de 100.000 votos y logró cuatro concejales más que él.
El sábado pasado estuve junto a miles de personas marchando de Callao a Cibeles por la Gran Vía para pedir que no se revierta Madrid Central. Allí, sufriendo los rigores de los cuarenta grados que azotaban la capital, estábamos personas diversas: familias con niños, adolescentes, parejas jóvenes, abuelos, etc. Martínez-Almeida solo quiere cargarse la restricción del tráfico en esta zona, pensada para luchar contra la contaminación, por revanchismo y porque no fue un invento suyo. En realidad, tampoco lo fue del anterior equipo municipal, puesto que medidas de este tipo se vienen poniendo en marcha hace años desde Oslo a Londres, por citar un par de ejemplos.
Más delito tiene, si cabe, Ciudadanos y su portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís. Lleva días intentando dulcificar su mensaje sobre Madrid Central ante la presión popular. Villacís ha preferido recibir el apoyo de la extrema derecha y formar equipo con Martínez-Almeida rechazando la propuesta del PSOE y Más Madrid, que le ofrecieron ser alcaldesa casi a cambio de nada. Lo contó Almudena Grandes en El País.
En otro giro ridículo de los acontecimientos, Martínez-Almeida ha subido este miércoles a su cuenta de Twitter un gráfico con el que intentaba cargar contra Madrid Central asegurando que no ayudaba en la reducción de la contaminación. En este gráfico se puede observar cómo la única estación de medición que está dentro de esta zona restringida al tráfico es la que encabeza la mejora del aire. Por otro lado, la gran mayoría de las estaciones en las que se registran los valores más altos de polución están más allá de la M-40.
Tanto Villacís como Martínez-Almeida han resucitado el fantasma de una candidatura olímpica para la ciudad como fuente de ingresos y prestigio internacional. Como no cambien de estrategia, lo que van a tener son pérdidas por las multas comunitarias de las que el país se libró gracias a iniciativas como Madrid Central. En cuanto a la imagen exterior de la ciudad, esta semana se han publicado artículos en diarios como The New York Times o La Stampa en los que se pone de manifiesto el retroceso provocado por el nuevo ejecutivo municipal en materia medioambiental.
La esperanza es lo último que se pierde, y yo espero que rectifiquen. Me da igual si lo hacen públicamente o en voz baja, pero que no quiten Madrid Central. Esto no va de izquierdas ni de derechas; esto va de salud. No es una cuestión ideológica. Madrid Central tiene que ser el campo de pruebas de algo que debe extenderse a toda la ciudad. Está dando resultados positivos y hay que mantenerlo. Hagan el favor.