Cosas de la vida, el 20 de noviembre es un día en la historia de España con overbooking de acontecimientos. Se murieron lo dictadores Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera y ganó su mayoría absoluta hace tres años Mariano Rajoy, presidente del actual Gobierno. Ahora tendremos que añadir el fallecimiento de María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, más conocida como Cayetana de Alba.
Esperaba el típico peloteo que siempre se tiene con el ilustre muerto desde los medios tradicionales, pero con la duquesa de Alba solo les ha faltado decir que curó el ébola a Teresa Romero. Yo no pongo en duda que fuese una señora adelantada a su tiempo, pero fin. Era solidaria, pero si tienes más de 2.800 millones de euros de fortuna (según la revista Forbes) supongo que es más fácil. Mérito tienen los miles de ciudadanos anónimos que, pese a llegar a duras penas a final de mes, deciden dar un poco de lo que tienen a los que no tienen nada. Si eres multimillonaria de cuna, creo que tendría que ser casi obligatorio dar algo a los necesitados.
Esta señora no ha trabajado en su vida, no ha producido. Está ahí por obra y gracia del destino y el absurdo respeto a la nobleza de antaño. Por eso me dieron más lástima las declaraciones que llegaron desde el PSOE, Partido Socialista Obrero Español. Española era y socialista sinceramente no lo sé, pero obrera ya les digo que no. Leo en infoLibre que Manuel Chaves, expresidente de la Junta de Andalucía, la nombró hija predilecta de la región con los siguientes argumentos: "De ella se ha valorado sobre todo su naturalidad, llaneza y alejamiento de la pompa". Madre mía, y estos gobiernan y reparten distinciones.
Supongo que desde el PSOE se piensa que están obligados a hacer la rosca a esta familia por la simpatía que levantan en el territorio. Un puñado de votos pesan más que unos ideales de un partido que tendría que estar del lado de los jornaleros. Luego llorarán porque les adelantan por la derecha y, sobre todo, por la izquierda. Si siembras tormentas, recoges tempestades. Le doy vueltas al asunto y cada vez me parece más kafkiano que se le rinda este homenaje a una señora que jamás trabajó.