Nuestros padres y abuelos vieron cómo los Arconada y compañía traían a Donosti en los ochenta dos ligas (80-81 y 81-82), la Copa del 87 y la Supercopa del 82, pero los millenials hemos crecido con algunas pocas alegrías (un subcampeonato de Liga, un par de clasificaciones para la Champions League y algunas participaciones en la UEFA), bastantes sinsabores (sobre todo en el torneo copero) y un descenso que duró tres interminables temporadas. Lo de ayer, ganar la Copa al Athletic en la madre de todos los derbis, sabe de maravilla. En general, he percibido que al otro lado de la A-8 se han tomado con deportividad la derrota y lo celebro. No me alegra el mal ajeno, pero reconozco que espero que reciban cierta cura de humildad los que nos han menospreciado y nos han dedicado desde Bizkaia palabras muy gruesas.
Me dio cierta tristeza perder en los penaltis las semifinales de la Supercopa ante el Barcelona después de merecer pasar a la final, pero la consecución de aquel título no tiene comparación con lo que significan la Liga y la Copa, los dos trofeos más importantes del fútbol español. Recuerdo que veraneando en A Coruña en los 2000, cuando el Deportivo había ganado la Liga, jugaba la Champions y ganó la Copa del célebre «centenariazo», tenían los trofeos de Supercopa junto con los Teresa Herrera en el Playa Club, establecimiento hostelero que pertenecía al equipo gallego y que estaba a escasos metros del Estadio de Riazor. Una cosa es que sea un torneo menor, pero me daba un poco de coraje que estuvieran a un paso de ponerlos para las propinas de los camareros. Hoy en día, ven muy lejana la opción siquiera de participar en la Supercopa.
Años pensando en cómo sería celebrar un título de la Real Sociedad mientras veía a otros (Barcelona, Madrid, Atlético, Zaragoza, Espanyol, Deportivo, Mallorca, Betis, Sevilla, Valencia...) ganarlos, y resulta que nos ha tocado hacerlo en época de pandemia, con el estadio vacío por precaución y sin poder apretujarnos en Alderdi Eder. Es lo que hay. Motivo de más para pelear si cabe con más ahínco y ser campeones otra vez.