Y entonces dos tipos de andar raro, saludo amable pero tenso, bigote, gabardina y estuche grueso de guitarra bajaron extrañamente por las escaleras de casa. Jamás nos habíamos cruzado con ellos. No los hemos vuelto a ver. ¿Serían espectros? Y para rematar el día: una señora paseando a uno de esos cerdos vietnamitas en medio de la vorágine de imbecilidades que nos asaltó un domingo cualquiera después de una noche de sábado no tan habitual. Y he aquí los ingredientes: beber para olvidar, ligar para robar y confusión para entender —idiomática y situacionalmente—. ¿Que qué paso? Aún no logro comprender y casi menos preguntar.
Se nos fue un poco la cabeza pensando en cómo la policía vendría a casa a coger huellas dactilares de nuestro salón. Habíamos dado por desaparecido uno de nuestros ordenadores tras haberlo buscado a fondo por toda la casa. No queríamos ponernos en lo peor, la noche anterior salimos todos los compañeros y quisimos pensar que fue una confusión y que se encontraría bajo cualquier desorden hogareño. Bromeamos por Facebook, pues unos estaban fuera, algunos trabajando y otros revolviendo toda la casa. Hasta que la llamada esperada llegó con la explicación: un tipo ajeno a casa con un posible propósito sexual se llevó algo de dinero y dicho ordenador. Supongo que el alcohol no le permitió conseguir su objetivo y lo cambió sobre la marcha. O no, tal vez todo estaba planeado. Y no sé cómo, pero llegamos a su perfil de Facebook y entonces tuvimos que llevarnos las manos a la cabeza al ver las pintas del sustractor: nos había robado un niñato que al parecer se las dio de amable durante las horas previas al desastre. ¿Qué paso? Ni idea, aunque sospecho que tuvo que ver con el estado de embriaguez en el que me encontré en un bar a la persona que se dejó acompañar a casa por el mangante. Ah, y claro que fuimos a la policía, pero nos vino a decir que no fue un robo, sino una sustracción; y que somos gilipollas.
Y aprovechando la ocasión, dicho bar --Agito— se encuentra en el Bairro Alto, en la parte alta de la rua da Rosa, y es más que recomendable. Es mi lugar favorito, hasta el momento. Es amplio, con diferentes zonas, sillones, fotos bonitas de Lisboa, algunos cuadros y murales raros, bebida barata, se puede comer y… fumar (fumar de todo). Agradable, a media luz y buen ambiente. Mucho gentío el fin de semana y tranquilidad durante la semana. Para más detalles: hay que buscar una fachada llena de plantas.
Se nos fue un poco la cabeza pensando en cómo la policía vendría a casa a coger huellas dactilares de nuestro salón. Habíamos dado por desaparecido uno de nuestros ordenadores tras haberlo buscado a fondo por toda la casa. No queríamos ponernos en lo peor, la noche anterior salimos todos los compañeros y quisimos pensar que fue una confusión y que se encontraría bajo cualquier desorden hogareño. Bromeamos por Facebook, pues unos estaban fuera, algunos trabajando y otros revolviendo toda la casa. Hasta que la llamada esperada llegó con la explicación: un tipo ajeno a casa con un posible propósito sexual se llevó algo de dinero y dicho ordenador. Supongo que el alcohol no le permitió conseguir su objetivo y lo cambió sobre la marcha. O no, tal vez todo estaba planeado. Y no sé cómo, pero llegamos a su perfil de Facebook y entonces tuvimos que llevarnos las manos a la cabeza al ver las pintas del sustractor: nos había robado un niñato que al parecer se las dio de amable durante las horas previas al desastre. ¿Qué paso? Ni idea, aunque sospecho que tuvo que ver con el estado de embriaguez en el que me encontré en un bar a la persona que se dejó acompañar a casa por el mangante. Ah, y claro que fuimos a la policía, pero nos vino a decir que no fue un robo, sino una sustracción; y que somos gilipollas.
Y aprovechando la ocasión, dicho bar --Agito— se encuentra en el Bairro Alto, en la parte alta de la rua da Rosa, y es más que recomendable. Es mi lugar favorito, hasta el momento. Es amplio, con diferentes zonas, sillones, fotos bonitas de Lisboa, algunos cuadros y murales raros, bebida barata, se puede comer y… fumar (fumar de todo). Agradable, a media luz y buen ambiente. Mucho gentío el fin de semana y tranquilidad durante la semana. Para más detalles: hay que buscar una fachada llena de plantas.
Fotografía de Laura Basanta.