ENTREVISTA
Zuhaitz Gurrutxaga: "Creo que los futbolistas ganamos más de lo que generamos y merecemos. Quitando Messi, Cristiano y esa gente, ninguno generamos el dinero que ganamos"
Entrevista por Ivan Castillo Otero. Fotos por Carla Faginas Cerezo. Publicada en el número 0 (febrero 2014).
Nació en Elgoibar (Guipúzcoa) y debutó en Primera División con la Real Sociedad. Tras cumplir el sueño de todo niño guipuzcoano, Zuhaitz Gurrutxaga tuvo que ir a buscarse la vida fuera del club donostiarra. Ha vestido la camiseta de equipos como el Algeciras (2003), Rayo Vallecano (2004-2005), Real Unión (2005-2006 y 2008-2010), Lemona (2006-2007 y 2010-2012), Zamora (2007-2008) y Beasain (2012-2013). Desde hace unos años, el fútbol ha dejado de ser su única ocupación. Comenzó a tocar la guitarra y formó una banda. Gracias a su desparpajo ante los micrófonos, decidió también lanzar su carrera como monologuista. En su monólogo cuenta sus peripecias dentro y fuera de los campos de fútbol; este vasco de 33 años ha jugado en la élite del fútbol nacional, ha compartido vestuario con Xavi Hernández o Iker Casillas en las categorías inferiores de la selección española y ha vivido en sus propias carnes el lado más amargo del fútbol humilde. Nunca ha pagado una hipoteca, vive bien y se considera un ser privilegiado. Retirado de los terrenos de juego, ha llegado a dar el salto a la televisión y trabaja en la cadena pública vasca ETB.
Inevitable no comenzar hablando del último derbi vasco jugado en el viejo San Mamés. No pudo ver el partido porque tenía actuación en Bergara el mismo día y a la misma hora. ¿Cómo fue la noche?
Para el día y la hora que era, la entrada fue muy digna. Fue un poco surrealista, había tres chicos mirando el móvil para ver el resultado del partido tras haber pagado ocho euros de entrada. Cuando marcaba la Real, lo cantaban en alto, el monólogo se paraba, todo el mundo aplaudía y seguíamos. A mí no me importó, bastante hicieron con ir.
¿Qué recuerdos tiene del derbi como futbolista?
Solo pude jugar uno en Anoeta, que ganamos 4-1. Recuerdo que el delantero del Athletic era Joseba
Etxeberria, nacido en Elgoibar como yo. Había una disputa alentada por la prensa, el defensa local que defendía al delantero visitante eran del mismo pueblo. Por suerte, salió muy bien para nosotros.
Antes de un Athletic-Espanyol, que terminó 0-4 a favor de los catalanes, Marcelo Bielsa, entrenador de los bilbaínos en aquel momento, le llamó para que animara al equipo con su monólogo. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue muy buena, creo que pocos han visto a Bielsa reírse una hora como lo hice yo. Tenía algo de miedo, muchos de los que vienen a ver mis actuaciones son seguidores de la Real Sociedad y no quería que nadie se enfadase. Fue muy halagador, toda la plantilla se rió mucho.
Disputó cuatro temporadas y media en primera división con la Real Sociedad y su debut fue en el Calderón frente al Atlético de Madrid. La gente no se olvida de su lucha con Hasselbaink, ¿qué recuerda de aquel partido?
Clemente, que era el entrenador de la Real en aquel momento, me avisó tres días antes de que iba a jugar y me preguntó: “¿No estarás acojonado, no?”. Lo cierto es que sí que lo estaba. Tenía 19 años e iba a marcar al Pichichi de la Liga. Han pasado diez años y la gente del fútbol me recuerda por aquel marcaje. Él me dio un codazo, yo le hice una entrada dura y me expulsaron. Todavía vivo de ello, voy a estar futbolísticamente ligado siempre al nombre de Hasselbaink.
¿Cómo ve a la Real Sociedad en la actualidad?
Veo poco fútbol, porque ahora tengo otros intereses. Pese a haber sido futbolista, sigo poco las diferentes competiciones. Ahora veo más a la Real porque juegan bien y me divierten, como lo hace el Barcelona. Creo que desde el año del subcampeonato (2002-2003) no tenemos una Real tan buena.
Su participación en la Real fue a menos y se vio obligado a emigrar. ¿Qué recuerda de aquellos primeros meses en el Algeciras?
Era la primera vez que salía de casa y fue medio año. Tenía un trastorno obsesivo-compulsivo y lo pasé fatal. Esto lo puedo contar ahora porque ya lo he superado. Fue durísimo estar allí solo con 22 años. Futbolísticamente también fue un desastre; no jugué nada y tampoco me lo merecía, no estaba nada concentrado. Lo positivo fue que conocí toda la costa gaditana; después de los entrenamientos me iba a playa de Tarifa. En lo personal, me sirvió para crecer.
Tras un corto periodo en Algeciras, llegó al Rayo Vallecano. Deportivamente no fue una experiencia especial, pero inició su contacto con la música. También he leído que le conocían mejor los porteros de Pachá que los de Vallecas. ¿Cómo fue su temporada en Madrid?
No estaba muy centrado y no jugaba ni en Segunda B. El entrenador no me ponía y con razón. Es cierto el mito de que la noche madrileña es peligrosa para los futbolistas, y eso siendo de Segunda B; no quiero ni imaginarlo si juegas en el Real Madrid o Atlético y eres millonario. Tuve suerte y conocí a una chica en Madrid que me influyó mucho. Yo era un futbolista al uso, que jugaba a la PlayStation todo el día y no leía un libro si no era obligado. Gracias a ella empecé a interesarme por la cultura y me apunté a una escuela de teatro, puesto que tenía mucho tiempo libre. Me di cuenta de que había más cosas que la consola.
Inevitable no comenzar hablando del último derbi vasco jugado en el viejo San Mamés. No pudo ver el partido porque tenía actuación en Bergara el mismo día y a la misma hora. ¿Cómo fue la noche?
Para el día y la hora que era, la entrada fue muy digna. Fue un poco surrealista, había tres chicos mirando el móvil para ver el resultado del partido tras haber pagado ocho euros de entrada. Cuando marcaba la Real, lo cantaban en alto, el monólogo se paraba, todo el mundo aplaudía y seguíamos. A mí no me importó, bastante hicieron con ir.
¿Qué recuerdos tiene del derbi como futbolista?
Solo pude jugar uno en Anoeta, que ganamos 4-1. Recuerdo que el delantero del Athletic era Joseba
Etxeberria, nacido en Elgoibar como yo. Había una disputa alentada por la prensa, el defensa local que defendía al delantero visitante eran del mismo pueblo. Por suerte, salió muy bien para nosotros.
Antes de un Athletic-Espanyol, que terminó 0-4 a favor de los catalanes, Marcelo Bielsa, entrenador de los bilbaínos en aquel momento, le llamó para que animara al equipo con su monólogo. ¿Cómo fue la experiencia?
Fue muy buena, creo que pocos han visto a Bielsa reírse una hora como lo hice yo. Tenía algo de miedo, muchos de los que vienen a ver mis actuaciones son seguidores de la Real Sociedad y no quería que nadie se enfadase. Fue muy halagador, toda la plantilla se rió mucho.
Disputó cuatro temporadas y media en primera división con la Real Sociedad y su debut fue en el Calderón frente al Atlético de Madrid. La gente no se olvida de su lucha con Hasselbaink, ¿qué recuerda de aquel partido?
Clemente, que era el entrenador de la Real en aquel momento, me avisó tres días antes de que iba a jugar y me preguntó: “¿No estarás acojonado, no?”. Lo cierto es que sí que lo estaba. Tenía 19 años e iba a marcar al Pichichi de la Liga. Han pasado diez años y la gente del fútbol me recuerda por aquel marcaje. Él me dio un codazo, yo le hice una entrada dura y me expulsaron. Todavía vivo de ello, voy a estar futbolísticamente ligado siempre al nombre de Hasselbaink.
¿Cómo ve a la Real Sociedad en la actualidad?
Veo poco fútbol, porque ahora tengo otros intereses. Pese a haber sido futbolista, sigo poco las diferentes competiciones. Ahora veo más a la Real porque juegan bien y me divierten, como lo hace el Barcelona. Creo que desde el año del subcampeonato (2002-2003) no tenemos una Real tan buena.
Su participación en la Real fue a menos y se vio obligado a emigrar. ¿Qué recuerda de aquellos primeros meses en el Algeciras?
Era la primera vez que salía de casa y fue medio año. Tenía un trastorno obsesivo-compulsivo y lo pasé fatal. Esto lo puedo contar ahora porque ya lo he superado. Fue durísimo estar allí solo con 22 años. Futbolísticamente también fue un desastre; no jugué nada y tampoco me lo merecía, no estaba nada concentrado. Lo positivo fue que conocí toda la costa gaditana; después de los entrenamientos me iba a playa de Tarifa. En lo personal, me sirvió para crecer.
Tras un corto periodo en Algeciras, llegó al Rayo Vallecano. Deportivamente no fue una experiencia especial, pero inició su contacto con la música. También he leído que le conocían mejor los porteros de Pachá que los de Vallecas. ¿Cómo fue su temporada en Madrid?
No estaba muy centrado y no jugaba ni en Segunda B. El entrenador no me ponía y con razón. Es cierto el mito de que la noche madrileña es peligrosa para los futbolistas, y eso siendo de Segunda B; no quiero ni imaginarlo si juegas en el Real Madrid o Atlético y eres millonario. Tuve suerte y conocí a una chica en Madrid que me influyó mucho. Yo era un futbolista al uso, que jugaba a la PlayStation todo el día y no leía un libro si no era obligado. Gracias a ella empecé a interesarme por la cultura y me apunté a una escuela de teatro, puesto que tenía mucho tiempo libre. Me di cuenta de que había más cosas que la consola.
Volvió al País Vasco y recaló en el Lemona, previo paso por el Real Unión de Irún. Años después, y tras pasar por otros clubs, volvería al club vizcaíno para conocer una de las caras más crudas del fútbol con impagos y el descenso de categoría. ¿Cómo recuerda aquella fatídica temporada?
De la última época tengo un recuerdo muy malo, pero estoy muy agradecido por la primera. Estaba acabado en el fútbol y mi carrera estaba por los suelos, pero confiaron en mí. Había gente que curraba ocho horas en la fábrica e iba a entrenar a las siete y media de la tarde y daban más que yo. Por suerte terminé centrándome y volví a tener un comportamiento profesional. Gracias a ese paso por Lemona, mi carrera se enderezó; no como para volver a Primera División, pero sí para vivir dignamente sin avergonzarme ni justificarme por nada.
En la temporada 2005-2006 tuvo que dejar un buen recuerdo en Irún, puesto que dos años después confiaron de nuevo en sus servicios. Fueron dos buenas temporadas en las que llegó a lucir el brazalete de capitán. Ascendió a Segunda, eliminó al Real Madrid en la Copa y volvió a descender a Segunda B. ¿Qué nos puede contar de aquella eliminatoria contra los merengues?
Como persona sí dejé buen recuerdo en la primera época, pero como futbolista no rendí bien. Gracias a mi primer paso por Lemona, me fichó el Zamora y allí lo hice muy bien. Por ese motivo, el Real Unión decidió volver a contar conmigo años después. Ya no fichaban a Zuhaitz Gurrutxaga, que solo tenía nombre por haber jugado en Primera, se hacían con los servicios de un tío que había demostrado en Segunda B que valía. Eliminar al Real Madrid a doble partido en Copa jugando en un Segunda B es mi mayor logro como futbolista, ni debutar en Primera ni nada. Luego lo hizo también el Alcorcón, pero nosotros fuimos los primeros. Las 70.000 personas que había en el Bernabéu nos aplaudieron y fue increíble.
Un buen día debió de decir que antes de jugar en Tercera dejaba el fútbol, y no hace tanto jugó y colgó las botas en el Beasain, equipo de dicha categoría. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Cuando estás ahí arriba eres un gallo y te crees que estás por encima de todo. En la intimidad es cierto que llegué a decir en su momento que antes de jugar en Tercera me retiraría. La verdad es que en Beasain me dejaban compaginar la música y los monólogos con el fútbol y he estado muy contento. En Segunda B, cobrando 1.500 euros, no puedes pedir un viernes libre para ir a Madrid a actuar; aquí me pagan mucho menos y eso me lo permite. Les avisé antes de fichar y todos estuvimos de acuerdo. Me he sentido muy orgulloso de vestir la camiseta del Beasain.
Cuando compaginaba la música con el fútbol, ¿de cuál de las dos vivía?
En Beasain, sin llegar a los 1.000 euros, el fútbol era la base y lo completaba con lo demás. Creo que los futbolistas ganamos más de lo que generamos y merecemos. Quitando Messi, Cristiano y esa gente, ninguno generamos el dinero que ganamos.
Para quien no conozca a Vanpopel, su banda, ¿cómo la describiría? ¿En qué espejos se mira a la hora de crear su música?
Somos un grupo que hace un pop agradable y fácil de escuchar. Consumo mucho pop en castellano, como Vetusta Morla y los típicos. No tengo una gran cultura musical y me interesa escuchar grupos en español porque no sé hablar inglés. Poco a poco escucho música británica o americana, y flipo con algunos como Radiohead.
¿Se liga más como músico o como futbolista?
Sin duda, como futbolista de Primera División. Por jugar en Tercera no se te acerca nadie. La mejor cirugía estética que existe es jugar en Primera. He visto gente muy maja pero muy poco agraciada que ligaba una pasada y tenían novias muy guapas. Como músico tampoco estoy teniendo muchos resultados, por eso me he metido a monologuista para hacer reír a las chicas (se ríe).
¿Qué cuenta en sus monólogos?
Cuento mi vida y a la gente le gusta mucho oír mis penurias como futbolista. Además, tengo la suerte de que las personas que aparecen en mis historias suelen ser muy conocidas y eso tiene tirón.
¿Qué opinan en casa de sus nuevas facetas artísticas?
Mi madre siempre me apoya en todo, mi padre lo ve diferente. Somos de ámbito rural; él ha trabajado desde los catorce años y no le parecía muy serio. Ahora ve que meto cuatrocientas personas en un teatro y se lo toma mejor.
Su monólogo se llama “Confidencias de un futbolisto”. ¿Vivir catorce años del fútbol es de listos?
Teniendo el poco arte que tengo yo con el balón, creo que he tenido que tener algo de listo para haber vivido catorce años del fútbol. Que Messi esté en primera no tiene mérito, pero que yo y otros como yo que no nombraré hayamos pasado por esa división sí que lo tiene.
De la última época tengo un recuerdo muy malo, pero estoy muy agradecido por la primera. Estaba acabado en el fútbol y mi carrera estaba por los suelos, pero confiaron en mí. Había gente que curraba ocho horas en la fábrica e iba a entrenar a las siete y media de la tarde y daban más que yo. Por suerte terminé centrándome y volví a tener un comportamiento profesional. Gracias a ese paso por Lemona, mi carrera se enderezó; no como para volver a Primera División, pero sí para vivir dignamente sin avergonzarme ni justificarme por nada.
En la temporada 2005-2006 tuvo que dejar un buen recuerdo en Irún, puesto que dos años después confiaron de nuevo en sus servicios. Fueron dos buenas temporadas en las que llegó a lucir el brazalete de capitán. Ascendió a Segunda, eliminó al Real Madrid en la Copa y volvió a descender a Segunda B. ¿Qué nos puede contar de aquella eliminatoria contra los merengues?
Como persona sí dejé buen recuerdo en la primera época, pero como futbolista no rendí bien. Gracias a mi primer paso por Lemona, me fichó el Zamora y allí lo hice muy bien. Por ese motivo, el Real Unión decidió volver a contar conmigo años después. Ya no fichaban a Zuhaitz Gurrutxaga, que solo tenía nombre por haber jugado en Primera, se hacían con los servicios de un tío que había demostrado en Segunda B que valía. Eliminar al Real Madrid a doble partido en Copa jugando en un Segunda B es mi mayor logro como futbolista, ni debutar en Primera ni nada. Luego lo hizo también el Alcorcón, pero nosotros fuimos los primeros. Las 70.000 personas que había en el Bernabéu nos aplaudieron y fue increíble.
Un buen día debió de decir que antes de jugar en Tercera dejaba el fútbol, y no hace tanto jugó y colgó las botas en el Beasain, equipo de dicha categoría. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Cuando estás ahí arriba eres un gallo y te crees que estás por encima de todo. En la intimidad es cierto que llegué a decir en su momento que antes de jugar en Tercera me retiraría. La verdad es que en Beasain me dejaban compaginar la música y los monólogos con el fútbol y he estado muy contento. En Segunda B, cobrando 1.500 euros, no puedes pedir un viernes libre para ir a Madrid a actuar; aquí me pagan mucho menos y eso me lo permite. Les avisé antes de fichar y todos estuvimos de acuerdo. Me he sentido muy orgulloso de vestir la camiseta del Beasain.
Cuando compaginaba la música con el fútbol, ¿de cuál de las dos vivía?
En Beasain, sin llegar a los 1.000 euros, el fútbol era la base y lo completaba con lo demás. Creo que los futbolistas ganamos más de lo que generamos y merecemos. Quitando Messi, Cristiano y esa gente, ninguno generamos el dinero que ganamos.
Para quien no conozca a Vanpopel, su banda, ¿cómo la describiría? ¿En qué espejos se mira a la hora de crear su música?
Somos un grupo que hace un pop agradable y fácil de escuchar. Consumo mucho pop en castellano, como Vetusta Morla y los típicos. No tengo una gran cultura musical y me interesa escuchar grupos en español porque no sé hablar inglés. Poco a poco escucho música británica o americana, y flipo con algunos como Radiohead.
¿Se liga más como músico o como futbolista?
Sin duda, como futbolista de Primera División. Por jugar en Tercera no se te acerca nadie. La mejor cirugía estética que existe es jugar en Primera. He visto gente muy maja pero muy poco agraciada que ligaba una pasada y tenían novias muy guapas. Como músico tampoco estoy teniendo muchos resultados, por eso me he metido a monologuista para hacer reír a las chicas (se ríe).
¿Qué cuenta en sus monólogos?
Cuento mi vida y a la gente le gusta mucho oír mis penurias como futbolista. Además, tengo la suerte de que las personas que aparecen en mis historias suelen ser muy conocidas y eso tiene tirón.
¿Qué opinan en casa de sus nuevas facetas artísticas?
Mi madre siempre me apoya en todo, mi padre lo ve diferente. Somos de ámbito rural; él ha trabajado desde los catorce años y no le parecía muy serio. Ahora ve que meto cuatrocientas personas en un teatro y se lo toma mejor.
Su monólogo se llama “Confidencias de un futbolisto”. ¿Vivir catorce años del fútbol es de listos?
Teniendo el poco arte que tengo yo con el balón, creo que he tenido que tener algo de listo para haber vivido catorce años del fútbol. Que Messi esté en primera no tiene mérito, pero que yo y otros como yo que no nombraré hayamos pasado por esa división sí que lo tiene.