Soy de Vijo y no lo niejo (y lo dijo con mucha arrojansia)
Por Carla Faginas Cerezo
En mis casi dos años afincada en Madrid he tenido la inmensa fortuna de conocer a gente no ya de toda España, sino también de otros continentes, y confieso que me he llevado más de una sorpresa al saber que alguno de ellos había visitado la ciudad en la que nací.
“Qué fea es Vigo”, he tenido que soportar en incontables ocasiones desde que amplié las fronteras geográficas de mi agenda de amistades. Que si es muy gris, que si está llena de cuestas, que si qué industrial… Pues qué quieren que les diga, será que la nostalgia ha borrado el recuerdo de todas esas supuestas imperfecciones, pero cada vez que regreso me parece, como diría Pimpinela, “mellor e mellor”. No pretendo engañar a nadie, soy de Coia, zona que durante los años ochenta y noventa se ganó a pulso su fama perenne de barrio chungo, y donde cada edificio es de un padre y una madre. Del mismo modo, no desmiento lo de sus cuestas, ni que ciertas zonas se vean actualmente asoladas por causa del ocaso de un periodo industrial ya pasado. Pero qué playas, señores, y qué paisajes; qué buenos sitios donde pasar el rato y donde comer y beber. Y qué gente.
Sin embargo, no hablaré en esta ocasión de su ría, que parece infinita a los ojos y cuyo umbral vigilan nuestras tres islas Cíes. Tampoco del verde eterno de sus campos y montes, ni de sus arenales blancos o del agua que los baña, que tiene de transparente lo mismo que de gélida. Esta vez me dedicaré a hacer un brevísimo compendio con cinco de los establecimientos hosteleros que más me gustan y donde siempre me siento como en casa.
Que ustedes los disfruten.
MATINA
Situado en pleno Casco Vello Alto, este local ofrece algunos de los mejores desayunos de la ciudad olívica. Su estética de otro tiempo, caracterizada por la presencia ubicua de flores, muebles antiguos y contrastes cromáticos, no es sino el escaparate de los maravillosos manjares que allí se sirven. Dulces elaborados con ingredientes ecológicos y de primera calidad y gustosos cafés e infusiones hacen de este bazar uno de mis puntos preferidos de Vigo.
“Qué fea es Vigo”, he tenido que soportar en incontables ocasiones desde que amplié las fronteras geográficas de mi agenda de amistades. Que si es muy gris, que si está llena de cuestas, que si qué industrial… Pues qué quieren que les diga, será que la nostalgia ha borrado el recuerdo de todas esas supuestas imperfecciones, pero cada vez que regreso me parece, como diría Pimpinela, “mellor e mellor”. No pretendo engañar a nadie, soy de Coia, zona que durante los años ochenta y noventa se ganó a pulso su fama perenne de barrio chungo, y donde cada edificio es de un padre y una madre. Del mismo modo, no desmiento lo de sus cuestas, ni que ciertas zonas se vean actualmente asoladas por causa del ocaso de un periodo industrial ya pasado. Pero qué playas, señores, y qué paisajes; qué buenos sitios donde pasar el rato y donde comer y beber. Y qué gente.
Sin embargo, no hablaré en esta ocasión de su ría, que parece infinita a los ojos y cuyo umbral vigilan nuestras tres islas Cíes. Tampoco del verde eterno de sus campos y montes, ni de sus arenales blancos o del agua que los baña, que tiene de transparente lo mismo que de gélida. Esta vez me dedicaré a hacer un brevísimo compendio con cinco de los establecimientos hosteleros que más me gustan y donde siempre me siento como en casa.
Que ustedes los disfruten.
MATINA
Situado en pleno Casco Vello Alto, este local ofrece algunos de los mejores desayunos de la ciudad olívica. Su estética de otro tiempo, caracterizada por la presencia ubicua de flores, muebles antiguos y contrastes cromáticos, no es sino el escaparate de los maravillosos manjares que allí se sirven. Dulces elaborados con ingredientes ecológicos y de primera calidad y gustosos cafés e infusiones hacen de este bazar uno de mis puntos preferidos de Vigo.
UNO ESTÁ
Esta coctelería, ubicada en plena calle Real, se caracteriza por ofrecer, durante el día, uno de los mejores vermús caseros de la ciudad, amenas sesiones de música en directo y deliciosos bocados orientales. Al caer la noche, cócteles de todo el mundo son el producto más demandado en la barra.
Me gustaría añadir, a modo de apunte, que sus camareros y camareras, por algún motivo que no llego a comprender, parecen directamente sacados de una película francesa de temática bohemia. Todos y cada uno de ellos desprenden un je ne sais quoi que los convierte en uno de los muchos atractivos del local.
Esta coctelería, ubicada en plena calle Real, se caracteriza por ofrecer, durante el día, uno de los mejores vermús caseros de la ciudad, amenas sesiones de música en directo y deliciosos bocados orientales. Al caer la noche, cócteles de todo el mundo son el producto más demandado en la barra.
Me gustaría añadir, a modo de apunte, que sus camareros y camareras, por algún motivo que no llego a comprender, parecen directamente sacados de una película francesa de temática bohemia. Todos y cada uno de ellos desprenden un je ne sais quoi que los convierte en uno de los muchos atractivos del local.
LA PEPITA
Qué hamburguesas, señores. Dejando de lado su excelente servicio y la cuidada decoración del restaurante, que le confiere un aire vintage, permítanme que insista: qué hamburguesas. He probado casi todas las que aparecen en su carta, pero hay una, la Sorrentina, que me parece de otro mundo: ternera de insuperable calidad, rúcula, mozzarella fresca, orégano, tomate seco en aceite de oliva y cebolla crujiente. Sobran las palabras.
Qué hamburguesas, señores. Dejando de lado su excelente servicio y la cuidada decoración del restaurante, que le confiere un aire vintage, permítanme que insista: qué hamburguesas. He probado casi todas las que aparecen en su carta, pero hay una, la Sorrentina, que me parece de otro mundo: ternera de insuperable calidad, rúcula, mozzarella fresca, orégano, tomate seco en aceite de oliva y cebolla crujiente. Sobran las palabras.
LA COLEGIALA
Justo al lado de la Colegiata encontramos un pequeño establecimiento donde se preparan las que, a mi juicio, son algunas de las mejores tostas de Vigo.
El principal encanto de este rincón del entramado hostelero vigués radica en el hecho de que la mayoría de los asiduos no consume dentro, sino que, si el tiempo acompaña, salen a la plaza, copa de vino en mano, para sentarse en los escalones que rodean la concatedral. Precios más que razonables, amabilidad a raudales en la barra y muy buen ambiente.
Justo al lado de la Colegiata encontramos un pequeño establecimiento donde se preparan las que, a mi juicio, son algunas de las mejores tostas de Vigo.
El principal encanto de este rincón del entramado hostelero vigués radica en el hecho de que la mayoría de los asiduos no consume dentro, sino que, si el tiempo acompaña, salen a la plaza, copa de vino en mano, para sentarse en los escalones que rodean la concatedral. Precios más que razonables, amabilidad a raudales en la barra y muy buen ambiente.
A MORDISCOS
Este restaurante, situado también en la calle Real, recupera el nombre del antiguo pub que ocupaba el local, aunque bajo una estética radicalmente diferente: amplios espacios, muebles coloridos y, en líneas generales, una decoración que resulta particularmente acogedora. Además de esto, A Mordiscos se ha ganado para mí un galardón especial: fue aquí donde probé, por vez primera, un plato de pulpo cuyo sabor me agradó, tras muchos años de guerra interna con mi gusto culinario por no saber apreciar uno de los platos típicos de mi tierra.
Al margen de este dato, sus maravillosas tapas, su relación calidad-precio y la variedad de su carta lo hacen merecer uno de los cinco puestos de esta selección.
Este restaurante, situado también en la calle Real, recupera el nombre del antiguo pub que ocupaba el local, aunque bajo una estética radicalmente diferente: amplios espacios, muebles coloridos y, en líneas generales, una decoración que resulta particularmente acogedora. Además de esto, A Mordiscos se ha ganado para mí un galardón especial: fue aquí donde probé, por vez primera, un plato de pulpo cuyo sabor me agradó, tras muchos años de guerra interna con mi gusto culinario por no saber apreciar uno de los platos típicos de mi tierra.
Al margen de este dato, sus maravillosas tapas, su relación calidad-precio y la variedad de su carta lo hacen merecer uno de los cinco puestos de esta selección.
Publicado el 10 de agosto de 2014