¿Qué hace una persona como tú en un sitio como este?
Texto y fotos por Ivan Castillo Otero. Publicado en el número 2 (mayo 2014).

La canción de los Burning que inspira el nombre de este reportaje se titula “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?”; yo me permito cambiarlo ligeramente y reciclarlo para esta ocasión. Estos cinco ciudadanos anónimos tienen algo en común: nacieron lejos de aquí y se ganan la vida dentro de las maltrechas fronteras españolas. Quitando este dato, todos tienen una historia diferente a la de los demás. Son personas normales que vienen a la península ibérica en un momento social y económico complicado. Proceden de tres continentes y cinco países diferentes; cinco nombres, cinco rostros y cinco miradas personales enmarcadas dentro de una misma tesitura.
JAKOB GUANZON
Jakob Álvaro Guanzon nació en un pueblo pequeño del estado de Nueva York, pero desde los cinco años vivió en Minneapolis (Minnesota). En sus palabras, hace “lo que hacen la mayoría de los guiris que viven en España: doy clases de inglés”. Si al final de la jornada le quedan fuerzas, escribe relatos cortos y poesía, pero confiesa que “eso es un secreto”. Suele enviarlos a revistas literarias de Estados Unidos y a menudo se los publican.
Lleva en España desde el verano de 2011: “Era una opción que tenía y pensé que podría sobrevivir con el español básico que había aprendido en el instituto”. Cuando terminó su carrera en plena crisis económica en Estados Unidos, el único trabajo al que podía acceder era el de paisajista en una obra. Era lo que llevaba haciendo desde los dieciséis años: “Construíamos muros y escaleras de cemento y piedra y nos encargábamos de todo lo que tuviera que ver con los jardines. Era un trabajo duro y me hice polvo la espalda. Un amigo me habló de un programa del Gobierno de España que contrataba guiris para ayudar en clases de inglés y los requisitos eran ser nativo y tener una carrera. Me apunté y me contrataron; lo demás es historia”. Su primer trabajo fue en Alcalá de Henares en un instituto público, ayudando a los niños con la pronunciación y similares.
Lo que más odia del mundo es la prisa y vive encantado con el carácter tranquilo de los españoles. De su país de acogida también le gusta poder encontrar vuelos baratos de un par de horas y que le lleven a otro país totalmente distinto; “eso en Estados Unidos es impensable”. Cree que en España sobra burocracia: “Para hacerte un carnet de identidad o abrir una cuenta tienes que hacer muchos papeles y es un jaleo. Me parece totalmente ineficaz y ridículo”.
Echa de menos la comida, pero cree que “se puede encontrar una hamburguesa suficientemente buena en cualquier lugar”. De lo demás, no extraña nada excepto a sus amigos con los que ha crecido: “He conocido a un montón de gente en España, pero muchas veces son personas que se meten en tu vida un día y se van al siguiente. Es muy difícil establecer y mantener una amistad siendo extranjero”.
No es ajeno a los problemas que vive su país de residencia. Asegura que “el porcentaje de alumnos en paro en la academia en la que trabajo es impresionante. Me da pena que un guiri joven como yo, sin planes ni objetivos, tenga trabajo y muchos nativos no. En Alcalá pasaba por delante de la oficina de empleo todos los días y había colas siempre; me hacía sentirme muy afortunado. Espero que las clases de inglés que doy a mis alumnos les sean beneficiosas de alguna manera en la búsqueda de empleo”.
Pese a todos los problemas, cree que España es un país único y con esperanza y que “su impresionante cultura, arte o gastronomía seguirá atrayendo a gente siempre”. Asegura que cada vez que vuelve a Minneapolis, recomiendo a sus amigos que vayan a vivir él. Reconoce que “antes de venir, la idea que tenía de España era la basada en paella, marcha, cenar tarde y gente guapa; al llegar encontré mucho más de lo que me pudiera imaginar”.
KAREN ALCÁNTARA
Karen Jeurys Alcántara Figueroa es el nombre completo de esta dominicana, nacida en Santo Domingo hace 28 años. Es periodista y obtuvo una beca al mérito académico en su país para cursar un máster en España en 2012. Actualmente, y tras finalizar el mismo, está doctorándose en la Universidad Complutense de Madrid. Lleva año y medio en la capital española y admite que no eligió este como su destino por ninguna razón en particular, excepto aprovechar la oportunidad de estudiar.
A la hora de hablar de lo bueno de su país de residencia actual, enumera “la cantidad de lugares para visitar, puesto que cada ciudad tiene un encanto diferente; también me gusta la diversidad cultural, la gastronomía y la calidez de las personas. Lo que más extraño, aparte de compartir con mi familia y los amigos, es ir a la playa de continuo”. Lo que menos le gusta es la crisis que atraviesa España y lo que más le sorprendió es que “Madrid es como Nueva York, que nunca duerme, por lo que se puede transitar a cualquier hora sin ningún problema, porque es una ciudad segura y el transporte funciona bien”.
No es trivial que hable del tema de la seguridad por la noche en la calle; esa inseguridad de la República Dominicana es lo que menos echa en falta. Por lo demás, habla genial de su tierra: “De mi país me gustan tantas cosas, que no puedo limitarme a decir una: las playas, la gastronomía, la alegría y el ingenio de los dominicanos y el amor por su tierra”.
Cuando se para a pensar en la situación que atraviesa España, deja una reflexión lapidaria: “Hay muchas cosas que indignan y son para pensar. Cuando medito en la tasa de desempleo y el índice de paro que ha obligado a tantos españoles a buscar suerte en otros países y si a eso le sumo los casos de corrupción y los argumentos de los políticos, siento que estoy en Latinoamérica y no en Europa. Es lamentable que España esté pasando por esta situación, y que haya tanta frustración en personas de todas las edades, pero sobre todo en los más jóvenes. Que la desigualdad crezca y que haya tanta impunidad es algo que en cualquier país, y más cuando no se está acostumbrado a eso, causa mucha indignación”
Pese a todo, cree que vive en un país con futuro, puesto que piensa que en algún momento tiene que parar la crisis, pero no recomendaría a nadie que quiera producir que emigre a España.
MERY DELLA ROCCA
Su nombre completo es Mariarosaria Della Rocca, pero todos la conocen como Mery. Nació en el año 1987 en Nocera Inferiore (Salerno, Italia) y realizó allí sus estudios. El pueblo en el que se crió se llama Roccapiemonte, en el que habitan nueve mil personas y, en palabras de la protagonista, es “un belén donde nos conocemos todos”.
Esta música vive en España desde hace dos años y actualmente cursando un máster en Musicoterapia por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Lleva en la capital tres años, a donde llegó gracias a una beca Erasmus, y no se ha mudado desde entonces. Eligió este lugar porque “era el que más se parecía a Italia en cuanto a clima y costumbres, y el idioma siempre me ha parecido muy musical”. Además, le habían hablado muy bien de la UAM y tenía claro que quería ir a una ciudad grande donde hubiese más oportunidades para encontrar trabajo.
A parte del idioma, lo que más le gusta de España es la hora extra de luz de la que no disfrutan en Italia; ir de cañas en vez de ir de cafés como en su país, algo que le pone muy nerviosa; las infraestructuras y los transportes, “que en Italia casi todas las carreteras son de pago y aquí los transportes llegan lejos y son puntuales”; y la sanidad, “que a pesar de los recortes, sigue siendo eficiente y gratuita”. La sorpresa negativa que se llevó al llegar fue la elevada cantidad de alcohol que beben los españoles de todas las edades.
Añora las pizzas de su tierra, que son “ricas y baratas”, la “mozzarella di bufula” y las comidas familiares de domingo; mientras que lo que menos echa de menos es tener que coger el coche para todo, los continuos atascos en la ciudad.
Es tajante en cuanto a la situación social y política que vive su país de adopción. “Creo que hay el mismo nivel de corrupción que hay en Italia”, pero, en cambio, también piensa que España invierte mucho más dinero en servicios y cuidado del patrimonio artístico y cultural. En lo que se refiere a la educación, reconoce que “trabajar como música y profesora de piano en un país donde la música desaparece de la escuela primaria y se convierte en optativa resulta frustrante”.
Mery cuenta cómo funciona la movilidad exterior en su nación: “La mayoría de mis amigos del sur de Italia se marchan al norte de Europa (Alemania, Suiza, Inglaterra,…) donde es más fácil encontrar trabajo. Hacerse rico aquí es muy difícil (y depende del trabajo que uno haga), pero yo considero que España tiene muchas cosas que hacen la vida más confortable. En el sur de Italia no creo que exista persona, rica o pobre, que no esté estresada por todo lo que no funciona”. Finaliza diciendo que “en general, sí recomendaría a sus amigos que vinieran a vivir a España, aunque sea una temporada”.
JAKOB GUANZON
Jakob Álvaro Guanzon nació en un pueblo pequeño del estado de Nueva York, pero desde los cinco años vivió en Minneapolis (Minnesota). En sus palabras, hace “lo que hacen la mayoría de los guiris que viven en España: doy clases de inglés”. Si al final de la jornada le quedan fuerzas, escribe relatos cortos y poesía, pero confiesa que “eso es un secreto”. Suele enviarlos a revistas literarias de Estados Unidos y a menudo se los publican.
Lleva en España desde el verano de 2011: “Era una opción que tenía y pensé que podría sobrevivir con el español básico que había aprendido en el instituto”. Cuando terminó su carrera en plena crisis económica en Estados Unidos, el único trabajo al que podía acceder era el de paisajista en una obra. Era lo que llevaba haciendo desde los dieciséis años: “Construíamos muros y escaleras de cemento y piedra y nos encargábamos de todo lo que tuviera que ver con los jardines. Era un trabajo duro y me hice polvo la espalda. Un amigo me habló de un programa del Gobierno de España que contrataba guiris para ayudar en clases de inglés y los requisitos eran ser nativo y tener una carrera. Me apunté y me contrataron; lo demás es historia”. Su primer trabajo fue en Alcalá de Henares en un instituto público, ayudando a los niños con la pronunciación y similares.
Lo que más odia del mundo es la prisa y vive encantado con el carácter tranquilo de los españoles. De su país de acogida también le gusta poder encontrar vuelos baratos de un par de horas y que le lleven a otro país totalmente distinto; “eso en Estados Unidos es impensable”. Cree que en España sobra burocracia: “Para hacerte un carnet de identidad o abrir una cuenta tienes que hacer muchos papeles y es un jaleo. Me parece totalmente ineficaz y ridículo”.
Echa de menos la comida, pero cree que “se puede encontrar una hamburguesa suficientemente buena en cualquier lugar”. De lo demás, no extraña nada excepto a sus amigos con los que ha crecido: “He conocido a un montón de gente en España, pero muchas veces son personas que se meten en tu vida un día y se van al siguiente. Es muy difícil establecer y mantener una amistad siendo extranjero”.
No es ajeno a los problemas que vive su país de residencia. Asegura que “el porcentaje de alumnos en paro en la academia en la que trabajo es impresionante. Me da pena que un guiri joven como yo, sin planes ni objetivos, tenga trabajo y muchos nativos no. En Alcalá pasaba por delante de la oficina de empleo todos los días y había colas siempre; me hacía sentirme muy afortunado. Espero que las clases de inglés que doy a mis alumnos les sean beneficiosas de alguna manera en la búsqueda de empleo”.
Pese a todos los problemas, cree que España es un país único y con esperanza y que “su impresionante cultura, arte o gastronomía seguirá atrayendo a gente siempre”. Asegura que cada vez que vuelve a Minneapolis, recomiendo a sus amigos que vayan a vivir él. Reconoce que “antes de venir, la idea que tenía de España era la basada en paella, marcha, cenar tarde y gente guapa; al llegar encontré mucho más de lo que me pudiera imaginar”.
KAREN ALCÁNTARA
Karen Jeurys Alcántara Figueroa es el nombre completo de esta dominicana, nacida en Santo Domingo hace 28 años. Es periodista y obtuvo una beca al mérito académico en su país para cursar un máster en España en 2012. Actualmente, y tras finalizar el mismo, está doctorándose en la Universidad Complutense de Madrid. Lleva año y medio en la capital española y admite que no eligió este como su destino por ninguna razón en particular, excepto aprovechar la oportunidad de estudiar.
A la hora de hablar de lo bueno de su país de residencia actual, enumera “la cantidad de lugares para visitar, puesto que cada ciudad tiene un encanto diferente; también me gusta la diversidad cultural, la gastronomía y la calidez de las personas. Lo que más extraño, aparte de compartir con mi familia y los amigos, es ir a la playa de continuo”. Lo que menos le gusta es la crisis que atraviesa España y lo que más le sorprendió es que “Madrid es como Nueva York, que nunca duerme, por lo que se puede transitar a cualquier hora sin ningún problema, porque es una ciudad segura y el transporte funciona bien”.
No es trivial que hable del tema de la seguridad por la noche en la calle; esa inseguridad de la República Dominicana es lo que menos echa en falta. Por lo demás, habla genial de su tierra: “De mi país me gustan tantas cosas, que no puedo limitarme a decir una: las playas, la gastronomía, la alegría y el ingenio de los dominicanos y el amor por su tierra”.
Cuando se para a pensar en la situación que atraviesa España, deja una reflexión lapidaria: “Hay muchas cosas que indignan y son para pensar. Cuando medito en la tasa de desempleo y el índice de paro que ha obligado a tantos españoles a buscar suerte en otros países y si a eso le sumo los casos de corrupción y los argumentos de los políticos, siento que estoy en Latinoamérica y no en Europa. Es lamentable que España esté pasando por esta situación, y que haya tanta frustración en personas de todas las edades, pero sobre todo en los más jóvenes. Que la desigualdad crezca y que haya tanta impunidad es algo que en cualquier país, y más cuando no se está acostumbrado a eso, causa mucha indignación”
Pese a todo, cree que vive en un país con futuro, puesto que piensa que en algún momento tiene que parar la crisis, pero no recomendaría a nadie que quiera producir que emigre a España.
MERY DELLA ROCCA
Su nombre completo es Mariarosaria Della Rocca, pero todos la conocen como Mery. Nació en el año 1987 en Nocera Inferiore (Salerno, Italia) y realizó allí sus estudios. El pueblo en el que se crió se llama Roccapiemonte, en el que habitan nueve mil personas y, en palabras de la protagonista, es “un belén donde nos conocemos todos”.
Esta música vive en España desde hace dos años y actualmente cursando un máster en Musicoterapia por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Lleva en la capital tres años, a donde llegó gracias a una beca Erasmus, y no se ha mudado desde entonces. Eligió este lugar porque “era el que más se parecía a Italia en cuanto a clima y costumbres, y el idioma siempre me ha parecido muy musical”. Además, le habían hablado muy bien de la UAM y tenía claro que quería ir a una ciudad grande donde hubiese más oportunidades para encontrar trabajo.
A parte del idioma, lo que más le gusta de España es la hora extra de luz de la que no disfrutan en Italia; ir de cañas en vez de ir de cafés como en su país, algo que le pone muy nerviosa; las infraestructuras y los transportes, “que en Italia casi todas las carreteras son de pago y aquí los transportes llegan lejos y son puntuales”; y la sanidad, “que a pesar de los recortes, sigue siendo eficiente y gratuita”. La sorpresa negativa que se llevó al llegar fue la elevada cantidad de alcohol que beben los españoles de todas las edades.
Añora las pizzas de su tierra, que son “ricas y baratas”, la “mozzarella di bufula” y las comidas familiares de domingo; mientras que lo que menos echa de menos es tener que coger el coche para todo, los continuos atascos en la ciudad.
Es tajante en cuanto a la situación social y política que vive su país de adopción. “Creo que hay el mismo nivel de corrupción que hay en Italia”, pero, en cambio, también piensa que España invierte mucho más dinero en servicios y cuidado del patrimonio artístico y cultural. En lo que se refiere a la educación, reconoce que “trabajar como música y profesora de piano en un país donde la música desaparece de la escuela primaria y se convierte en optativa resulta frustrante”.
Mery cuenta cómo funciona la movilidad exterior en su nación: “La mayoría de mis amigos del sur de Italia se marchan al norte de Europa (Alemania, Suiza, Inglaterra,…) donde es más fácil encontrar trabajo. Hacerse rico aquí es muy difícil (y depende del trabajo que uno haga), pero yo considero que España tiene muchas cosas que hacen la vida más confortable. En el sur de Italia no creo que exista persona, rica o pobre, que no esté estresada por todo lo que no funciona”. Finaliza diciendo que “en general, sí recomendaría a sus amigos que vinieran a vivir a España, aunque sea una temporada”.
CAMILO PERDOMO
Camilo Hernando Perdomo Estrella nación en Bogotá hace 35 años. Aterrizó en España en 1998, cuando aún solo tenía 19 primaveras en su haber. En sus palabras, “llegué a Madrid porque a mi padre lo amenazaron actores estatales del conflicto colombiano; digamos que soy una especie de refugiado político colateral”.
Continúa contando su historia: “cuando amenazaron a mi padre, decidimos que la mejor opción era viajar a España, puesto que el idioma era el mismo y mi padre tenía una red de amigos aquí. Durante ese tiempo, la izquierda española tenía mucho más peso que el actual y podían influir para que mi padre obtuviera el asilo en España”. Se considera un madrileño más.
Lo que más le gusta de España es “la tranquilidad con la que te puedes mover. Esa ausencia de violencia y delincuencia, que muchas veces no valoramos en Europa. Poder salir a cualquier hora y disfrutar de la calle sin reparos”. También disfruta con la marcha madrileña, le gusta el ambiente de las calles y “lo fácil que resulta enredarse en el laberinto de la noche del centro de Madrid”.
Es contundente con lo que menos le gusta: el hecho de ser extranjero, y se explica: “Aunque lleves aquí muchos años, para la mayoría sigo siendo de fuera y eso es algo con lo que tienes que lidiar todos lo días. Al principio, cuando no había tantos latinoamericanos viviendo aquí, era divertido, pero luego el rechazo se hizo patente por algunos sectores de la sociedad española. Es inevitable, estúpidos hay en todas partes”. Pese a esto, subraya que la gente en España suele ser muy abierta y apostilla que “afortunadamente, gracias al estado de bienestar español, pude estudiar una carrera universitaria, así como acceder a buenos trabajos durante la bonanza económica”.
De Colombia echa en falta sobre todo a los suyos: “Pasarán muchos años, pero el calor de la familia no se compara con nada”. También echa de menos la amabilidad de la gente colombiana y los paisajes. Explica que “la biodiversidad que hay en Colombia es brutal y los paisajes no tienen comparación con los españoles”. Lo que menos extraña es la delincuencia y la violencia política de su país de origen.
En lo que a la situación social y política se refiere, opina que “aunque no tiene punto de comparación por su contexto europeo , la situación social española tiende a latinoamericanizarse. La desigualdad y pobreza comienzan a notarse y, aunque muchos piensan que no los tocará, ya muchos comenzamos a notar la falta de oportunidades y de exclusión social. Pienso que, cuando lo único que comienza a importar a los gobernantes del sistema es el dinero, la corrupción y la desigualdad económica vienen de la mano. De igual modo, los discursos extremistas y la segregación”.
Finaliza diciendo que “España sigue siendo un país excelente para vivir y sí lo recomendaría a mis amigos. El único problema, teniendo en cuenta la coyuntura económica actual, es que consigan un empleo. Pero superado ese pequeño problema, si tienes una buena renta, es un sitio genial para formar un hogar”.
YOU-JHENG SHEN
Todo el mundo la conoce por Poppy, por esa costumbre de los asiáticos de ponerse nombres más sencillos para los europeos, pero su nombre real es You-Jheng Shen. Nació en Kaohsiung, Taiwán, el 19 de diciembre de 1985. Actualmente se encuentra en Madrid cursando un máster en Periodismo, pero lleva en España desde el año 2008. En aquel momento residió en Salamanca gracias a una beca Erasmus. Se trasladó a la capital en 2011.
Asegura que “todos mis amigos me preguntan la razón por la que decidí mudarme a este país”, y se explica: “En Taiwán estudié Lengua y Literatura española en la universidad y era lógico que viniera una parte del tiempo de estudio a vivir aquí. Desde que llegué me enamoré de este país y no tengo pensado moverme”.
Lo que más le gusta de España es la libertad, el clima y el café con leche, y lo detalla: “Aunque en Taiwán tenemos mucha libertad, el carácter de la gente es diferente y si, por ejemplo, cantamos o bailamos en la calle lo más posible es que nos tomen por locos. Sobre el clima, aquí es más seco que en mi país. Allí es más húmedo y tengo que ducharme dos veces al día. El tema del café con leche es muy sencillo: ¡aquí es muy barato!”
Entre las cosas que más le sorprendió al llegar a España está que a los funcionarios de extranjería o a los trabajadores de banca les guste tanto charlar. Por ejemplo, dice que cuando va al banco y hay una cola larga, los empleados no dudan en ponerse a hablar con el cliente y viceversa. Sentencia con una frase lapidaria: “¡El tiempo es dinero! Madre mía…”.
De su país echa en falta a sus padres; “si no lo digo, me matan” (se ríe). En lo práctico, añora el poder ir a comprar comida en cualquier momento del día: “En Taiwán tenemos mercados nocturnos y tiendas que abren veinticuatro horas diarias sin parar. Son muy convenientes para el ritmo de vida que llevamos los taiwaneses”. En la misma línea, asegura que echa en falta la comida de su país.
Es consciente de la difícil situación social y política que vive España, pero cree que es una nación con futuro: “Vamos a tener que esperar para salir del agujero; la crisis es algo de todos los países, excepto de China”. No duda al afirmar que recomendaría a amigos y familiares que se trasladaran a vivir a donde ella reside.
Antes de llegar a España, todo el mundo en Taiwán le decían que tuviera cuidado porque aquí robaban mucho por la calle. Creía que era un país donde todo se hacía con mucha pasión, desde bailar al fútbol, pasando por los toros. Pensaba que la vida de los españoles se basaba en eso, pero ha visto que ni todo el mundo es taurino o futbolero ni que el bolso corre tanto peligro en la calle. Cree que España es un país muy diverso, aunque no esté esa imagen plenamente proyectada al exterior.
Camilo Hernando Perdomo Estrella nación en Bogotá hace 35 años. Aterrizó en España en 1998, cuando aún solo tenía 19 primaveras en su haber. En sus palabras, “llegué a Madrid porque a mi padre lo amenazaron actores estatales del conflicto colombiano; digamos que soy una especie de refugiado político colateral”.
Continúa contando su historia: “cuando amenazaron a mi padre, decidimos que la mejor opción era viajar a España, puesto que el idioma era el mismo y mi padre tenía una red de amigos aquí. Durante ese tiempo, la izquierda española tenía mucho más peso que el actual y podían influir para que mi padre obtuviera el asilo en España”. Se considera un madrileño más.
Lo que más le gusta de España es “la tranquilidad con la que te puedes mover. Esa ausencia de violencia y delincuencia, que muchas veces no valoramos en Europa. Poder salir a cualquier hora y disfrutar de la calle sin reparos”. También disfruta con la marcha madrileña, le gusta el ambiente de las calles y “lo fácil que resulta enredarse en el laberinto de la noche del centro de Madrid”.
Es contundente con lo que menos le gusta: el hecho de ser extranjero, y se explica: “Aunque lleves aquí muchos años, para la mayoría sigo siendo de fuera y eso es algo con lo que tienes que lidiar todos lo días. Al principio, cuando no había tantos latinoamericanos viviendo aquí, era divertido, pero luego el rechazo se hizo patente por algunos sectores de la sociedad española. Es inevitable, estúpidos hay en todas partes”. Pese a esto, subraya que la gente en España suele ser muy abierta y apostilla que “afortunadamente, gracias al estado de bienestar español, pude estudiar una carrera universitaria, así como acceder a buenos trabajos durante la bonanza económica”.
De Colombia echa en falta sobre todo a los suyos: “Pasarán muchos años, pero el calor de la familia no se compara con nada”. También echa de menos la amabilidad de la gente colombiana y los paisajes. Explica que “la biodiversidad que hay en Colombia es brutal y los paisajes no tienen comparación con los españoles”. Lo que menos extraña es la delincuencia y la violencia política de su país de origen.
En lo que a la situación social y política se refiere, opina que “aunque no tiene punto de comparación por su contexto europeo , la situación social española tiende a latinoamericanizarse. La desigualdad y pobreza comienzan a notarse y, aunque muchos piensan que no los tocará, ya muchos comenzamos a notar la falta de oportunidades y de exclusión social. Pienso que, cuando lo único que comienza a importar a los gobernantes del sistema es el dinero, la corrupción y la desigualdad económica vienen de la mano. De igual modo, los discursos extremistas y la segregación”.
Finaliza diciendo que “España sigue siendo un país excelente para vivir y sí lo recomendaría a mis amigos. El único problema, teniendo en cuenta la coyuntura económica actual, es que consigan un empleo. Pero superado ese pequeño problema, si tienes una buena renta, es un sitio genial para formar un hogar”.
YOU-JHENG SHEN
Todo el mundo la conoce por Poppy, por esa costumbre de los asiáticos de ponerse nombres más sencillos para los europeos, pero su nombre real es You-Jheng Shen. Nació en Kaohsiung, Taiwán, el 19 de diciembre de 1985. Actualmente se encuentra en Madrid cursando un máster en Periodismo, pero lleva en España desde el año 2008. En aquel momento residió en Salamanca gracias a una beca Erasmus. Se trasladó a la capital en 2011.
Asegura que “todos mis amigos me preguntan la razón por la que decidí mudarme a este país”, y se explica: “En Taiwán estudié Lengua y Literatura española en la universidad y era lógico que viniera una parte del tiempo de estudio a vivir aquí. Desde que llegué me enamoré de este país y no tengo pensado moverme”.
Lo que más le gusta de España es la libertad, el clima y el café con leche, y lo detalla: “Aunque en Taiwán tenemos mucha libertad, el carácter de la gente es diferente y si, por ejemplo, cantamos o bailamos en la calle lo más posible es que nos tomen por locos. Sobre el clima, aquí es más seco que en mi país. Allí es más húmedo y tengo que ducharme dos veces al día. El tema del café con leche es muy sencillo: ¡aquí es muy barato!”
Entre las cosas que más le sorprendió al llegar a España está que a los funcionarios de extranjería o a los trabajadores de banca les guste tanto charlar. Por ejemplo, dice que cuando va al banco y hay una cola larga, los empleados no dudan en ponerse a hablar con el cliente y viceversa. Sentencia con una frase lapidaria: “¡El tiempo es dinero! Madre mía…”.
De su país echa en falta a sus padres; “si no lo digo, me matan” (se ríe). En lo práctico, añora el poder ir a comprar comida en cualquier momento del día: “En Taiwán tenemos mercados nocturnos y tiendas que abren veinticuatro horas diarias sin parar. Son muy convenientes para el ritmo de vida que llevamos los taiwaneses”. En la misma línea, asegura que echa en falta la comida de su país.
Es consciente de la difícil situación social y política que vive España, pero cree que es una nación con futuro: “Vamos a tener que esperar para salir del agujero; la crisis es algo de todos los países, excepto de China”. No duda al afirmar que recomendaría a amigos y familiares que se trasladaran a vivir a donde ella reside.
Antes de llegar a España, todo el mundo en Taiwán le decían que tuviera cuidado porque aquí robaban mucho por la calle. Creía que era un país donde todo se hacía con mucha pasión, desde bailar al fútbol, pasando por los toros. Pensaba que la vida de los españoles se basaba en eso, pero ha visto que ni todo el mundo es taurino o futbolero ni que el bolso corre tanto peligro en la calle. Cree que España es un país muy diverso, aunque no esté esa imagen plenamente proyectada al exterior.