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​Clásica San Sebastián 2017

Kwiatkowski pone la guinda a una jornada redonda

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Texto por Iván Castillo Otero. Fotografías de Carla Faginas Cerezo e Iván Castillo Otero
La Clásica San Sebastián tiene madera de monumento. No es la París-Roubaix, la Milán-San Remo o la Lieja-Bastoña-Lieja, pero esa ecuación que completan el recorrido, el público y el plantel de participantes dan como resultado una prueba ciclista de altísimo nivel. En el octavo y último puerto del día, Murgil Tontorra, pelearon por coronarlo en primera posición y poner dirección al Boulevard con algo de ventaja hombres de la talla de Michal Kwiatkowski, Bauke Mollema, Tom Dumoulin, Mikel Landa, Tony Gallopin, Rigoberto Urán, Greg Van Avermaet, Simon Yates, Warren Barguil o Alexis Vuillermoz. Casi nada. 

La jornada transcurrió en ambiente festivo desde primera hora de la mañana, cuando los primeros aficionados se agolpaban en la salida para ver de cerca a los ciclistas. Bajo un sol de justicia, partió el pelotón compuesto por 160 unidades. Pronto se formó la fuga del día, que llegó a gozar de una abultada ventaja hasta que el Sky decidió que era el momento de reagrupar al grupo. El equipo británico manejó la carrera de inmejorable forma. Lanzaron por delante a Gianni Moscon, joven italiano de 23 años que ya hizo quinto sobre los adoquines de la París-Roubaix esta primavera, dejando el trabajo y la responsabilidad al resto de escuadras. En el primer paso por la meta iba en solitario hacia la última dificultad montañosa del día, pero le dieron caza antes de comenzar a ascender Murgil Tontorra.

En las exigentes rampas de este puerto corto pero intenso, corredores de Sky como Sergio Henao o Mikel Nieve hicieron movimientos peligrosos, pero el que realmente logró romper la carrera fue su compañero Mikel Landa. El alavés sacó de rueda a Rigoberto Urán, que venía de ser segundo en el Tour de Francia. Bajando hacia la capital guipuzcoana, se formó una fuga de gran enjundia con el antes mencionado Landa, Bauke Mollema, Tony Gallopin, Michal Kwiatkowski y Tom Dumoulin. Este último, que ganó el Giro de Italia, tuvo que emplearse a fondo para alcanzarlos, algo que le pasó factura a la hora de disputar la victoria. No pudieron entrar Yates, Urán o Van Avermaet, que tenían muchas posibilidades de hacerse con la txapela.
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Haciendo menos ruido que sus compañeros de escapada, Kwiatkowski remontó posiciones en Murgil Tontorra hasta llegar a la altura de Gallopin o Mollema, ambos ganadores de la Clásica San Sebastián en años anteriores. La estrategia de Sky estaba clara. Contaban con dos de los cinco ciclistas que marchaban por delante del resto de favoritos. Primero atacaron con Landa para desgastar a Gallopin, Mollema y Dumoulin y después asestaron la puñalada final con el polaco de 27 años de edad en el esprint final.

El año 2017 de Kwiatkowski, que ya fue campeón del mundo en 2014, está siendo espectacular. A su espléndido trabajo en el Tour de Francia para el triunfo final de Chris Froome, hay que sumarle sus victorias en Strade Bianche y Milán-San Remo. Además, se ha subido al podio de Amstel Gold Race y Lieja-Bastoña-Lieja. Ya en el mes de abril, en la etapa de la Vuelta al País Vasco que llegaba a Boulevard donostiarra, consiguió ser segundo, solo superado por David de la Cruz, que llegó en solitario. Quedó demostrado que tenía muy estudiado el trazado de la Clásica.

En lo que se refiere a lo deportivo, la edición de este año resultó  de las más interesantes teniendo en cuenta las del último lustro. Las figuras de talla mundial que tomaron la salida estuvieron a la altura de lo que podía esperarse. El público vasco volvió a dar una lección de apoyo y respeto, lejos de las bochornosas imágenes que se ven en las vueltas grandes con  gente que corre  al lado de los ciclistas poniéndolos en riesgo. En lo comercial, es impagable la promoción que se hace durante horas en las televisiones de todo el mundo de tan bello marco como Gipuzkoa y San Sebastián. Tal vez las instituciones deberían invertir en que la realización audiovisual, que corre a cargo de EiTB, fuera más solvente.
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La organización volvió a destacar por su tono amable y cercano, facilitando el trabajo a la prensa respecto a años anteriores. La delimitación de zonas específicas para fotógrafos sin público acreditado como invitado fue todo un acierto. La nota negativa la puso la seguridad privada. La persona encargada de dirigir los movimientos de sus subordinados trató con muy malos modos a un periodista francés, ante la sorpresa del resto de gacetilleros que estábamos en el lugar, cuando este solo quería fotografiar el paso por meta y la llegada de los ciclistas sin saltarse ninguna de las normas fijadas.
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Esta edición número 37 de la Clásica San Sebastián será recordada también por el adiós al ciclismo profesional de Haimar Zubeldia. El guipuzcoano, con cuarenta calendarios a sus espaldas,  puso fin a una carrera de veinte años al máximo nivel. La organización estuvo a la altura y le brindó un sencillo pero emocionante homenaje antes y después de la prueba. El ciclista de Usurbil es un ejemplo de trabajo, esfuerzo, sacrificio, lealtad y compañerismo para generaciones venideras. ​​
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Publicado el 31 de julio de 2017
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