ENTREVISTA
Ana Llorens: "Cuando en Público pasó algo similar, Intereconomía dio mucha caña exigiendo a Roures que pagara a los trabajadores. Ariza ha hecho eso elevado a la décima potencia"
Entrevista por Ivan Castillo Otero. Fotos por I. Castillo y la Plataforma de afectados por Intereconomía. Publicada en el número 1 (marzo2014).
Son extrabajadores del Grupo Intereconomía, el conglomerado mediático que ha seguido funcionando con normalidad durante meses pese a no abonar las mensualidades que debía. Se fueron o les despidieron y no han cobrado ni finiquito ni indemnizaciones. No piden nada especial, solo que les paguen por su trabajo la remuneración acordada previamente. Esto debería de ser algo común, pero se ha convertido en un quebradero de cabeza para las familias de estos periodistas. El canal en cuestión, que a día de hoy sigue sin pagar lo que debe, ahora mismo solo emite en abierto a través de canales locales en Madrid y Valencia; para el resto del país lo hace por plataformas de pago. Este grupo de trabajadores impagados han abierto un blog (http://afectadosintereconomia.wordpress.com), para contar su situación y las novedades que se van dando al respecto, y se mueven también a través de Twitter y Facebook. Responde a la entrevista la periodista económica Ana Llorens, exredactora y excordinadora de informativos de Intereconomía y una de las portavoces de los afectados por la situación.
¿Cómo y cuándo empezaron los problemas?
En mayo de 2012, que fue cuando nos avisaron de que iba a haber el primer ERE y ya empezaban los primeros retrasos en los pagos. Como en Intereconomía no hay representación sindical, son los trabajadores los que lo negocian. A partir de este momento se intensificaron los retrasos en el pago de las nóminas. Con este primer ERE se fueron 150 personas de una plantilla de 800 trabajadores. Intereconomía tenía una sobredimensión de plantilla brutal; se contrató gente por la tesis que tiene Julio Ariza, por el simple hecho de crear puestos de trabajo y no por necesidad. Ese era su afán, contratar gente sin razón para hacer que el Grupo Intereconomía fuera más grande. El primer impago llegó hacia el mes de septiembre.
¿Cuáles son los nombres propios de los culpables de haber llegado a esta tesitura?
Fundamentalmente Julio Ariza, que es el presidente. Tuvo la ocasión de vender en su momento el Grupo Intereconomía y se negó por no perder el control editorial del grupo. Para él es su casa y no le importa ganar dinero, lo que quiere es defender unos valores y unos principios. Eso es muy respetable, pero pone el peligro el pan de muchos trabajadores. Si su objetivo no es crear una empresa para ganar dinero, que cree una fundación o una ONG y que tenga voluntarios sin comprometerse a pagar unos sueldos. El responsable es él y los directivos que le han bailado el agua.
Ha llegado a mis oídos que uno de los que está detrás de este escándalo es Álvaro Pérez “el bigotes” y algún otro de la trama Gürtel. ¿Qué hay de cierto en todo esto?
Como te decía, todo esto empezó en mayo de 2012 y en diciembre de ese mismo año aparece en Intereconomía Luís Sans Huecas. Este señor es un coach amigo de la familia Ariza y se nos presenta como un empresario que va a sanear el grupo. Él tiene sus empresas y a una de ellas se le cede un local dentro de la sede de Intereconomía para que se encargue de montar una cafetería para los empleados. Sans, que tiene un carácter especial y llegó a decirnos que teníamos que comer más pollo porque estábamos acostumbrados a vivir muy bien, lo que hace es sanear la empresa despidiendo trabajadores. “El bigotes” aparece en la primavera de 2013 y entra en Intereconomía como asesor de imagen del programa de Agustín Bravo. Luego pasa a ser el director y termina por ser un asesor difuso en la empresa. No sabíamos cuál era su objetivo final, lo veíamos pululando por la empresa y no teníamos muy claro su cargo en ella.
En tu caso particular, ¿cuánto le deben y cuál es tu situación?
Julio Ariza me ha mentido sistemáticamente. Me ha dicho que me iba a pagar en una fecha varias veces y no lo hacho. Me fui en julio de 2013 porque me debían cinco nóminas y no soportaba la situación. Negocié mi salida de la empresa y pedí que me despidieran. En la carta de despido me reconocen la deuda, un finiquito y no me indemnizaron. Sigo esperando ese dinero; el calendario de pagos que venía adjunto al escrito no se ha cumplido. Estoy esperando al juicio, que lo tengo en enero de 2015. Meses después de irme encontré una oferta en Infojobs donde ofrecían mi puesto, pero supongo que no han contratado a nadie puesto van por el tercer ERE.
¿Qué me dice de esos anunciantes o representantes políticos que han seguido acudiendo y anunciándose en Intereconomía tras saberse que no pagaban a sus trabajadores?
Muestran una indiferencia total, como si no fuese con ellos. Los contertulios que han ido a Intereconomía a verter sus ideas políticas han hecho el juego a un empresario que no paga a sus trabajadores, a un señor que es un moroso y se aprovecha de gente que prefiere quedarse sin cobrar ejerciendo el periodismo mientras encuentran otra cosa a quedarse en la calle sin nada.
¿Cómo y cuándo empezaron los problemas?
En mayo de 2012, que fue cuando nos avisaron de que iba a haber el primer ERE y ya empezaban los primeros retrasos en los pagos. Como en Intereconomía no hay representación sindical, son los trabajadores los que lo negocian. A partir de este momento se intensificaron los retrasos en el pago de las nóminas. Con este primer ERE se fueron 150 personas de una plantilla de 800 trabajadores. Intereconomía tenía una sobredimensión de plantilla brutal; se contrató gente por la tesis que tiene Julio Ariza, por el simple hecho de crear puestos de trabajo y no por necesidad. Ese era su afán, contratar gente sin razón para hacer que el Grupo Intereconomía fuera más grande. El primer impago llegó hacia el mes de septiembre.
¿Cuáles son los nombres propios de los culpables de haber llegado a esta tesitura?
Fundamentalmente Julio Ariza, que es el presidente. Tuvo la ocasión de vender en su momento el Grupo Intereconomía y se negó por no perder el control editorial del grupo. Para él es su casa y no le importa ganar dinero, lo que quiere es defender unos valores y unos principios. Eso es muy respetable, pero pone el peligro el pan de muchos trabajadores. Si su objetivo no es crear una empresa para ganar dinero, que cree una fundación o una ONG y que tenga voluntarios sin comprometerse a pagar unos sueldos. El responsable es él y los directivos que le han bailado el agua.
Ha llegado a mis oídos que uno de los que está detrás de este escándalo es Álvaro Pérez “el bigotes” y algún otro de la trama Gürtel. ¿Qué hay de cierto en todo esto?
Como te decía, todo esto empezó en mayo de 2012 y en diciembre de ese mismo año aparece en Intereconomía Luís Sans Huecas. Este señor es un coach amigo de la familia Ariza y se nos presenta como un empresario que va a sanear el grupo. Él tiene sus empresas y a una de ellas se le cede un local dentro de la sede de Intereconomía para que se encargue de montar una cafetería para los empleados. Sans, que tiene un carácter especial y llegó a decirnos que teníamos que comer más pollo porque estábamos acostumbrados a vivir muy bien, lo que hace es sanear la empresa despidiendo trabajadores. “El bigotes” aparece en la primavera de 2013 y entra en Intereconomía como asesor de imagen del programa de Agustín Bravo. Luego pasa a ser el director y termina por ser un asesor difuso en la empresa. No sabíamos cuál era su objetivo final, lo veíamos pululando por la empresa y no teníamos muy claro su cargo en ella.
En tu caso particular, ¿cuánto le deben y cuál es tu situación?
Julio Ariza me ha mentido sistemáticamente. Me ha dicho que me iba a pagar en una fecha varias veces y no lo hacho. Me fui en julio de 2013 porque me debían cinco nóminas y no soportaba la situación. Negocié mi salida de la empresa y pedí que me despidieran. En la carta de despido me reconocen la deuda, un finiquito y no me indemnizaron. Sigo esperando ese dinero; el calendario de pagos que venía adjunto al escrito no se ha cumplido. Estoy esperando al juicio, que lo tengo en enero de 2015. Meses después de irme encontré una oferta en Infojobs donde ofrecían mi puesto, pero supongo que no han contratado a nadie puesto van por el tercer ERE.
¿Qué me dice de esos anunciantes o representantes políticos que han seguido acudiendo y anunciándose en Intereconomía tras saberse que no pagaban a sus trabajadores?
Muestran una indiferencia total, como si no fuese con ellos. Los contertulios que han ido a Intereconomía a verter sus ideas políticas han hecho el juego a un empresario que no paga a sus trabajadores, a un señor que es un moroso y se aprovecha de gente que prefiere quedarse sin cobrar ejerciendo el periodismo mientras encuentran otra cosa a quedarse en la calle sin nada.
¿Han tenido apoyo sindical?
Intereconomía nunca ha tenido representación sindical. Los compañeros que hicieron la huelga de televisión tuvieron algo de apoyo de UGT, pero nada más. A lo largo de la historia de la empresa, los trabajadores que han querido formar un comité de empresa no han sido bien vistos por los dirigentes de la misma. Julio Ariza es un empresario paternalista que tiene otra visión del tema. Un comité de empresa es un enemigo para él que le puede poner las cosas complicadas y no dejarle hacer lo que le dé la gana. Ariza piensa que somos unos desagradecidos por protestar porque durante catorce años nos pagó puntualmente y nos permitió desarrollar nuestra profesión.
¿Qué acciones han realizado los trabajadores y cuáles tienen en mente? Tengo entendido que hasta Carmen Lomana se acercó a darles su apoyo en una concentración.
Carmen Lomana vive al lado de la sede de Intereconomía y durante los diez días de huelga se acercó. Le contamos la situación y se quedó escandalizada. Nos solía bajar chuches, pero eso es una anécdota. Para mí lo más importante fue ver cómo los trabajadores estábamos unidos, no como en ocasiones anteriores que no se había propiciado ese ambiente de unión. Además, el hecho de que viniera Josep Pederol tuvo mucho eco y fue de agradecer que diera la cara y se dejara fotografiar.
Uno de los casos más sonados fue el del programa Punto Pelota. ¿Qué me dice de la polémica que surgió entre Josep Pedrerol y la cadena?
No he tenido especial trato con él, pero lo que sé es que Pedrerol exigía que le pagaran lo que le debían. Él pagaba a sus colaboradores y redactores de su bolsillo, pero no recibía dinero de la cadena. De la noche a la mañana le enviaron un burofax despidiéndolo con la excusa de que no daba bien los pasos a publicidad y que se habían quejado los anunciantes. Cualquiera que trabaje en la televisión sabe que eso es una tontería cuando hablamos de un programa con esa audiencia. No es algo decisivo para rescindir un contrato. No dejaron pasar a Pedrerol a Intereconomía para recoger sus cosas ni con la policía. Es de agradecer que nos haya dado voz, que haya dicho que no es algo particular suyo, sino de todos los trabajadores que están sin cobrar.
Después de todo lo que cuenta y teniendo en cuenta hechos como el cierre de La Gaceta, ¿cree que Grupo Intereconomía tiene futuro?
Futuro tiene si los trabajadores que están en La Gaceta digital llevan seis meses sin cobrar y siguen yendo a trabajar. A los trabajadores de la radio les pagaron casi todo cuando amenazaron con una huelga. Con este panorama, sí que creo que tiene futuro, pese a que el dueño es un jefe moroso que debe dinero a trabajadores, proveedores o alquileres de locales.
Cuando formaba parte del equipo de Grupo Intereconomía, ¿no se olía que atravesaba problemas económicos y que algo así podía suceder?
Todos teníamos claro que esto iba a estallar de alguna manera, pero no tan mal. Veíamos que había mucha gente trabajando y que eran muchas nóminas que pagar y no hicimos nada a tiempo. Se sobredimensionó una empresa sin ningún tipo de control. Ariza dice que la crisis de la publicidad ha sido tremenda, pero eso ha sido igual para todos los medios y no veo que haya plataformas de afectados como la nuestra. Cuando en Público pasó algo similar, Intereconomía dio mucha caña exigiendo a Roures que pagara a los trabajadores. Ariza ha hecho eso elevado a la décima potencia.
¿Tienen esperanzas de que les paguen lo que les deben? ¿Se plantean bajar los brazos?
Los brazos los levantamos y los bajamos dependiendo del día. Esto desgasta mucho y la gente tiene que buscarse la vida y pasar página. Lo que hemos hecho creemos que ha servido para algo; nos hemos dado a conocer y ese era el objetivo. Si cobramos será porque el día del juicio condenen a la empresa y le obliguen. La vía judicial es la única opción.
¿Han encontrado solidaridad dentro de la profesión?
Nosotros hemos querido dar un toque de atención a otros periodistas, que les puede pasar lo mismo en sus grupos. Esperamos que no, pero nosotros tampoco creíamos que pudiera pasar en Intereconomía. No hemos encontrado solidaridad de ningún tipo, solo de personas que han perdido su trabajo o de medios pequeños. Los grandes medios han pasado de nosotros. El Mundo, por ejemplo, lo ha tenido encima de su mesa y no han hecho caso. Parece que hay un pacto de no agresión por si algún día se ven en la misma situación.
Intereconomía nunca ha tenido representación sindical. Los compañeros que hicieron la huelga de televisión tuvieron algo de apoyo de UGT, pero nada más. A lo largo de la historia de la empresa, los trabajadores que han querido formar un comité de empresa no han sido bien vistos por los dirigentes de la misma. Julio Ariza es un empresario paternalista que tiene otra visión del tema. Un comité de empresa es un enemigo para él que le puede poner las cosas complicadas y no dejarle hacer lo que le dé la gana. Ariza piensa que somos unos desagradecidos por protestar porque durante catorce años nos pagó puntualmente y nos permitió desarrollar nuestra profesión.
¿Qué acciones han realizado los trabajadores y cuáles tienen en mente? Tengo entendido que hasta Carmen Lomana se acercó a darles su apoyo en una concentración.
Carmen Lomana vive al lado de la sede de Intereconomía y durante los diez días de huelga se acercó. Le contamos la situación y se quedó escandalizada. Nos solía bajar chuches, pero eso es una anécdota. Para mí lo más importante fue ver cómo los trabajadores estábamos unidos, no como en ocasiones anteriores que no se había propiciado ese ambiente de unión. Además, el hecho de que viniera Josep Pederol tuvo mucho eco y fue de agradecer que diera la cara y se dejara fotografiar.
Uno de los casos más sonados fue el del programa Punto Pelota. ¿Qué me dice de la polémica que surgió entre Josep Pedrerol y la cadena?
No he tenido especial trato con él, pero lo que sé es que Pedrerol exigía que le pagaran lo que le debían. Él pagaba a sus colaboradores y redactores de su bolsillo, pero no recibía dinero de la cadena. De la noche a la mañana le enviaron un burofax despidiéndolo con la excusa de que no daba bien los pasos a publicidad y que se habían quejado los anunciantes. Cualquiera que trabaje en la televisión sabe que eso es una tontería cuando hablamos de un programa con esa audiencia. No es algo decisivo para rescindir un contrato. No dejaron pasar a Pedrerol a Intereconomía para recoger sus cosas ni con la policía. Es de agradecer que nos haya dado voz, que haya dicho que no es algo particular suyo, sino de todos los trabajadores que están sin cobrar.
Después de todo lo que cuenta y teniendo en cuenta hechos como el cierre de La Gaceta, ¿cree que Grupo Intereconomía tiene futuro?
Futuro tiene si los trabajadores que están en La Gaceta digital llevan seis meses sin cobrar y siguen yendo a trabajar. A los trabajadores de la radio les pagaron casi todo cuando amenazaron con una huelga. Con este panorama, sí que creo que tiene futuro, pese a que el dueño es un jefe moroso que debe dinero a trabajadores, proveedores o alquileres de locales.
Cuando formaba parte del equipo de Grupo Intereconomía, ¿no se olía que atravesaba problemas económicos y que algo así podía suceder?
Todos teníamos claro que esto iba a estallar de alguna manera, pero no tan mal. Veíamos que había mucha gente trabajando y que eran muchas nóminas que pagar y no hicimos nada a tiempo. Se sobredimensionó una empresa sin ningún tipo de control. Ariza dice que la crisis de la publicidad ha sido tremenda, pero eso ha sido igual para todos los medios y no veo que haya plataformas de afectados como la nuestra. Cuando en Público pasó algo similar, Intereconomía dio mucha caña exigiendo a Roures que pagara a los trabajadores. Ariza ha hecho eso elevado a la décima potencia.
¿Tienen esperanzas de que les paguen lo que les deben? ¿Se plantean bajar los brazos?
Los brazos los levantamos y los bajamos dependiendo del día. Esto desgasta mucho y la gente tiene que buscarse la vida y pasar página. Lo que hemos hecho creemos que ha servido para algo; nos hemos dado a conocer y ese era el objetivo. Si cobramos será porque el día del juicio condenen a la empresa y le obliguen. La vía judicial es la única opción.
¿Han encontrado solidaridad dentro de la profesión?
Nosotros hemos querido dar un toque de atención a otros periodistas, que les puede pasar lo mismo en sus grupos. Esperamos que no, pero nosotros tampoco creíamos que pudiera pasar en Intereconomía. No hemos encontrado solidaridad de ningún tipo, solo de personas que han perdido su trabajo o de medios pequeños. Los grandes medios han pasado de nosotros. El Mundo, por ejemplo, lo ha tenido encima de su mesa y no han hecho caso. Parece que hay un pacto de no agresión por si algún día se ven en la misma situación.